El ahora valijero arrepentido Leonardo Fariña aportó nombres de presuntos protagonistas de la llamada "ruta del dinero K", aportó precisiones sobre el sistema de recaudación a través de la obra pública y la metodología financiera utilizada para sacar esos fondos del país y complicó al ex ministro de Planificación Federal Julio de Vido. Pero excluyó a la ex presidenta Cristina Kirchner de la presunta operatoria original, según surge de la copia de su declaración indagatoria que se filtró anoche a la prensa. La ex presidenta, según el testimonio de Fariña, sí se habría involucrado en la operatoria negra tras el fallecimiento de Néstor Kirchner y abordado a empresarios cercanos al ex jefe del Estado, como también habría participado en el encubrimiento posterior de esas maniobras.
"Mal y pronto, Cristina piensa que lo que hizo Lázaro Báez fue robarle dinero", sintetizó Fariña sobre el final de su indagatoria, en la que también involucró al actual diputado nacional Máximo Kirchner en lo que ocurrió tras la muerte de su padre. "Ella junto con su hijo fueron golpeando a los empresarios más emblemáticos amigos del marido, reclamando lo que teóricamente era de él."
Fariña afirmó además que la ex presidenta tenía motivos fundados para sospechar del dueño de Austral Construcciones. "Ahí es donde viene el cortocircuito entre Lázaro Báez y Cristina Kirchner. Lázaro decía textualmente: «Néstor era mi amigo desde siempre. Ella no. Esto lo hice con mi amigo y queda acá», refiriéndose a su emporio", afirmó ante el juez Sebastián Casanello. Fariña también declaró sobre lo que calificó de supuesto "plan sistémico cuyo objeto fue el vaciamiento de las arcas públicas mediante la obra pública", lo que a su vez definió como "la caja primordial de lo que sería el gobierno que inició Néstor Kirchner", tal como ya había revelado LA NACION.
Las cuentas "puente" para sacar el dinero
Siempre según el relato de Fariña, ese sistema se utilizó para generar "dinero en efectivo" y se implementó mediante cinco pasos. "En primer lugar, sobreprecio en la obra pública; dos, adelanto financiero de obra; tres, facturación apócrifa; cuatro, cohecho, y cinco, lavado de activos", enumeró.
En esa línea, Fariña también identificó a Ernesto Clarens, Santiago Walter Carradori y Maximiliano Goff Dávila como tres de los actores principales en las maniobras cambiarias y financieras para convertir cientos de millones de pesos a dólares y euros, para luego sacarlos del país a través de varias sociedades de bolsa, cuevas y casas de cambio de Puerto Madero y la City porteña (ver aparte).
Sin embargo, y a pesar de las versiones periodísticas que circularon durante los últimos días, Fariña en ningún momento aludió a supuestos vuelos a Uruguay con bolsos de dinero ni señaló a los ex funcionarios Claudio Uberti y Ricardo Jaime durante su extensa indagatoria.
Por el contrario, sí identificó al entonces presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, Carlos Wagner, dueño de la empresa Esuco, como uno de los supuestos operadores decisivos de De Vido, en tándem con Báez, en la presunta operatoria de sobreprecios y cartelización de la obra pública en la última década.
"Esuco, siendo una pyme, pasó a facturar $ 2000 millones de pesos a partir del año 2006", sostuvo Fariña, que también la identificó como una de las constructoras que solía unir fuerzas con Austral Construcciones y otras firmas de Báez, al igual que Ricardo Contreras SA. "En esas empresas también van a encontrar facturas apócrifas y sobrefacturación", dijo.
Fariña apuntó directo, además, a la cartera que lideró De Vido, en línea con lo que también declaró Sergio Schoklender en la causa Sueños Compartidos. Según el ahora arrepentido, junto "con el Ministerio de Planificación y la Cámara [de la Construcción] se digitaban las empresas adjudicatarias de la obra pública", para luego indicar que "el adelanto de obra o adelanto financiero era el retorno que se debía pagar por la adjudicación de las obras".
Según Fariña, Báez y otros empresarios apelaron a las facturas truchas para inflar sus gastos. "Se debía generar el gasto ficticio para sacar del circuito o del giro comercial el dinero en efectivo o, en su defecto, pagarles a terceras empresas servicios o prestaciones simuladas", indicó.
Fariña señaló un proyecto dilecto del kirchnerismo. "Otro claro ejemplo que me ha tocado vivir fue la planificación en el año 2010 de Cóndor Clyff, actualmente denominado represa Néstor Kirchner-Carlos Cepernik. En el año 2010 el precio de obra a licitar era $ 15.100 millones y el costo real era $ 9800 millones", afirmó.
Aunque Cristina Kirchner ya era presidenta para entonces, Fariña la desmarcó de la operatoria de su marido. "Lázaro guardaba parte del dinero de Néstor Kirchner proveniente de los negocios y cuando Néstor muere, Cristina no estaba al tanto de todo lo que Báez tenía", afirmó. Más aún, el dueño de Austral Construcciones, según el ahora arrepentido, avanzó por su cuenta. "Los primeros movimientos de dinero al exterior se hicieron posteriores y muy cercanos a la muerte de Néstor Kirchner."