Los científicos lo conocen desde 1999 y temen que en algún día pueda impactar contra nuestro planeta. Se trata del asteroide Bennu, que la Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA, por sus siglas en inglés) se dispone a estudiar.
A principios la NASA lanzará la sonda OSIRIS-REx, cuya misión es recoger muestras de la superficie del asteroide, según explicó Dante Lauretta, profesor de Ciencias Planetarias en la Universidad de Tucson, Arizona. OSIRIS-REx irá en búsqueda de elementos orgánicos que podrían ser de gran valor para la comunidad científica. Además, buscará respuestas sobre la composición general y el comportamiento de un asteroide que según los astrónomos creen podría traer "un inmenso sufrimiento y muerte" a la Tierra.
Con un diámetro de 500 metros, Bennu -bautizado con el nombre de un ave mitológica egipcia asociada con la muerte- pasará entre nuestro planeta y la Luna alrededor de 2135, lo que podría alterar su órbita, haciendo que impactara con la Tierra a fines del siglo XXII. Según la NASA las posibilidades de un impacto son de 1 entre 2.500.
El proceso
La sonda OSIRIS-REx tendrá que sobrevivir 2 años antes de llegar al asteroide. Los científicos involucrados en su creación, consideran que no tendrá problemas para resistir el viaje espacial ya que es el primer dispositivo de este tipo que se construye sin partes móviles, lo cual reduce el riesgo de que en el viaje algo estropee la misión. "Diseñamos OVIRS para que sea robusto y capaz de durar un largo tiempo en el espacio", explicaron desde la NASA.
A través del análisis del espectro infrarrojo se podrán detectar aspectos únicos de los minerales y los otros materiales que se encuentren en el asteroide. Ello permitirá a los científicos identificar con precisión el origen de los materiales orgánicos, de los carbonatos y silicatos, y los niveles de agua absorbida en la superficie de Bennu.
Un monstruo silencioso en movimiento
Bennu viaja alrededor del Sol a una velocidad de 101.389 kilómetros por hora y puede ser visto cada seis años desde la Tierra. Uno de los propósitos más importantes de la misión de la NASA es determinar cómo la órbita de Bennu puede verse afectada por el calentamiento o enfriamiento de su superficie por la luz del sol.
El asteroide se calienta con los rayos del sol y al elevar su temperatura, emite radiación térmica en diferentes direcciones mientras rota. Es lo que se conoce como el Efecto Yarkovsky, que con el tiempo altera su órbita.
Es por esto que, según cálculos realizados por los científicos involucrados en la misión Osiris-REx, Bennu es un peligro en potencia para nuestro planeta. Estudiar a Bennu y entender los procesos de creación de las órbitas de otros asteroides, podría ayudar a prevenir y a predecir futuros peligros para la Tierra.
Otros objetivos
El otro gran objetivo de la misión es lograr, a través de las muestras recogidas, estudiar los orígenes de nuestro sistema solar. La sonda de la NASA llegará al asteroide en 2018 y regresará con una muestra de la superficie de Bennu en el año 2023. Bennu resulta particularmente interesante por que se cree que contiene material carbónico y orgánico, que probablemente tendrá respuestas que ayuden a entender el origen de la vida.
"Siempre nos encontraremos con retos que desconocemos y que entendemos cuando ya los tenemos en frente, pero después de esta misión podremos empezar a planear cómo prepararnos con tiempo para futuros riesgos", dijo Amy Simon, subdirectora técnica de OVIRS.