Con el problema de la obesidad infantil en sostenido aumento en las últimas décadas, muchos padres se han acostumbrado que sus hijos tengan sobrepeso.
Y lo que sucede, según los expertos, es que muchos progenitores no son capaces de distinguir el problema.
La pediatra Mary Rudolf, quien es asesora del gobierno británico para prevenir la obesidad infantil, asegura que muchos padres no saben que "las costillas de un niño saludable de 10 años debieran ser claramente visibles".
"Muchos padres consideran que eso es una señal de bajo peso", explica.
1. Predicar con el ejemplo
Los expertos creen que una de las formas más efectivas de animar a tus hijos a comer bien es que tú también lo hagas ya que los niños aprenden de modelos.
Un estudio arrojó que el riesgo de que una niña de 8 años sea obesa se incrementaba diez veces si su madre lo es.
En los varones, el riesgo es seis veces mayor si su padre es obeso.
El Sistema de Salud Pública de Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés) asegura que es mucho más exitoso inculcarle cambios a la dieta de los niños si el cambio involucra a toda la familia.
Así que en vez de quedarse sentados frente al televisor como familia, vayan por un paseo en bicicleta, caminen o recorran un parque.
2. Fomentar el ejercicio
Se recomienda que los niños hagan al menos una hora de ejercicio al día, pero no necesariamente seguida.
Puede, por ejemplo, dividirse en seis actividades de 10 minutos a través del día.
Los niños con sobrepeso no necesitan más ejercicio que los niños más flacos, ya que quemarán naturalmente más calorías que sus pares en la misma actividad.
Cambiar ir en auto por ir a pie o en bicicleta en distancias cortas, como el supermercado o de visita a familiares o amigos que vivan cerca, es una buena opción para mantenerlos en movimiento.
3. Comer de manera saludable
Los niños, al igual que los adultos, deberían comer al menos cinco o más porciones de frutas y vegetales al día.
Los expertos aseguran que el jugo 100% natural de frutas y vegetales sólo debiera contar como una de esas porciones.
Según el NHS, al licuar la fruta, se liberan los azúcares que aumentan el riesgo de caries en los dientes, por lo tanto es mejor ingerirlos con las comidas y no individualmente.
as bebidas azucaradas simplemente no deberían formar parte de la dieta de un niño, según los expertos.
Sin embargo, cerca del 30% del azúcar en las dietas de los niños proviene de esas bebidas, como los refrescos con gas, néctares, jarabes, bebidas energéticas y jugo.
El máximo consumo diario de azúcar de un niño debiera ser:
- 4-6 años: 5 cubos de azúcar o 19 gramos
- 7-10 años: 6 cubos de azúcar o 24 gramos
- Sobre 11 años: 7 cubos de azúcar o 30 gamos
4. Porciones para niños
Hay muy pocas directrices oficiales que digan la cantidad de alimentos necesaria por un niño.
Sin embargo, los expertos aconsejan evitar servir platos con la misma porción que a un adulto, ya que se les incentiva a comer más de los necesario.
Es mejor servir una porción pequeña y permitirle pedir más si queda con hambre que servirle mucho. Además, no es recomendable obligarlos a que se terminen el plato o coman más de lo que quieren.
Por último, es importante que los niños sean alentados a comer lento, ya que eso ayuda a mantener un orden en los horarios de su comida.
5. Más horas de sueño y menos tecnología
El sueño es importante para los niños, ya que se ha demostrado que las personas que no tienen la cantidad recomendada de sueño son más propensos a tener sobrepeso.
Un estudio publicado en la Revista Médica Británica encontró que los niños que dormían menos en sus primeros años de vida tenían mayor riesgo de tener un índice de masa corporal mayor cuando tuvieran 7 años.
Usando una resonancia magnética funcional se demostró que la falta de sueño afecta las áreas del cerebro responsables de la toma de decisiones complejas, y nuestra respuesta a estímulos, lo que hace que nos inclinemos hacia alimentos poco saludables.
A pesar de que se recomienda una buena cantidad y calidad de sueño, no es bueno que los niños estén todo el día sentados o descansando, ya que eso los hace más propensos al sobrepeso.No es recomendable, de hecho, que los niños vean más de dos horas de televisión al día.
Y por la noche es recomendable no dejar ningún tipo de pantalla con ellos, incluyendo los teléfonos inteligentes.
6. Hablar y escuchar
Aisling Pigott, una nutricionista pediátrica y portavoz de la Sociedad Británica de Nutrición dice que es importante "hablar con los niños abierta y honestamente sobre la comida como algo positivo".
"Tener discusiones abiertas sobre cómo disfrutar de la comida, quitar el foco de la imagen corporal y ponerlo en la salud y el bienestar, en oposición a cómo se ven".
"No hay que utilizar palabras palabras negativas como "gorda" o "feo" con los hijos. Además prohibir alimentos sólo tiene como efecto que los niños los deseen más".
Con los niños más grandes hay muchas más inflluencias externas, por lo que los adolescentes deben ser abordados con sensibilidad", asegura Pigott.
"No deben sentirse atacados y no hay que hablarles de las consecuencias a largo plazo para su salud, ya que no les importa, porque los adolescentes viven en el aquí y ahora", explica.
"No les digan 'si pierdes peso te vas a ver mucho mejor en el futuro'. Hay que centrar la conversación sobre cómo se ven ahora y trabajar en apoyar la autoestima más positiva".
Los adolescentes con sobrepeso muestran comportamientos alimenticios poco saludables, como dejar de ingerir alimentos y luego comer en exceso.
Impulsar su autoestima es una buena herramienta para estabilizar sus hábitos alimenticios, dice Pigott.
Tranquilizarlos y recordarles que todos somos distintos y tenemos distintos tamaños y contexturas, lo importante es mantener hábitos saludables.