Experto en seguridad, Marcelo Saín fue siempre un funcionario incómodo para sus jefes políticos. Porque conoce de lo que habla y porque nunca dejó de cuestionar el "pacto" entre el Estado y las redes criminales, con la policía como intermediario o gestor, a cambio de gobernabilidad. El ex gobernador Daniel Scioli lo sufrió durante años. Ahora también el kirchnerismo, aunque Saín no deja de reivindicar los "progresos sociales" del último gobierno.
Ese "compromiso estatal con el crimen", denuncia, existió durante el kirchnerismo y sigue ocurriendo con Cambiemos. Lo describió con una comparación. "[ Cristian] Ritondo es el Aníbal Fernándezde Cambiemos", expresó, hermanando al ministro de Seguridad de María Eugenia Vidal con el polifuncionario kirchnerista.
Alejado de la función pública y "expulsado" -dijo- de Nuevo Encuentro, el partido de Martín Sabbatella, Saín presenta por estos días el libro Por qué preferimos no ver la inseguridad. Y no se guarda nada, como lo demostró durante una entrevista con el programa Detrás de lo que vemos, en AM 750.
"A mí no me gusta que me conduzca Máximo Kirchner. Primero porque no lo conozco y segundo porque no le veo autoridad política para que me conduzca. Son esos tipos lúgubres, cerrados. El cierre de listas en la provincia de Buenos Aires donde yo pretendía renovar [era diputado provincial], lo hizo [José] Ottavis. Lo habrá hecho con Moria Casán, no sé", sostuvo Saín, para dedicarle otro párrafo a La Cámpora: "Esa es la desgracia que nosotros vivimos. Estos son los pibes. Viste cuando vos esperás que el futuro no sea de la juventud porque, si ésta es la juventud que nos marca el futuro, yo quiero el pasado".
Dijo que el peronismo debe lograr la unidad de cara a las elecciones de octubre,pero lamentó que al partido le falte un "Antonio Cafiero" capaz de relegar sus propios intereses en pos de esa unidad. "Creo que si Cristina tiene los votos ella tiene que encabezar, no tiene que especular. [Pero] tienen que entender que una cosa es Cristina y otra es la que la rodea", aclaró.
Hubo más alusiones al "entorno" de la ex presidenta, pero llegaron cuando Saín analizó la política de seguridad e inteligencia del kirchnerismo y Cambiemos. "En la Argentina se hace política y se abordan los temas de seguridad a ciegas. La política en general, por derecha o por izquierda, decidió manejar [la seguridad] intuitivamente", indicó, para adicionar que "los ejes centrales de las políticas de seguridad del macrismo son los mismos del último tramo del kirchnerismo".
"Nos sacamos cero" en seguridad, dijo del kirchnerismo, sin olvidar su rol en la creación y dirección de la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Destacó a León Arslanian como el mejor ministro de Seguridad de la Argentina [lo fue durante la gobernación de Felipe Solá] y cuestionó las gestiones de Aníbal Fernández ySergio Berni. "Se pusieron la gorra", señaló, para marcar que el kirchnerismo también apeló a la "comisarización" como modelo de seguridad.
"Eso la conformaba a Cristina. Los que planteábamos cuestiones más estructurales a Cristina le molestábamos. Ella no gusta de los discutidores", volvió a machacar, para diferenciar los modos de la ex presidenta con los de Néstor Kirchner. "Néstor sí escuchaba. Yo gestioné con Néstor. Néstor te escuchaba. Con Cristina no he tenido esa suerte. Hubo sectores de inteligencia, con uniforme y sin uniforme, que le comieron el coco y le hicieron creer que nosotros éramos unos hijos de puta. El entorno de ella, los Fernando Pocino, los [César] Milani, tenían un peso muy importante", planteó.
Enseguida se diferenció del militar. "Yo salí limpio, no tengo más dinero que el que me dio mi sueldo. No tengo que irme a Comodoro Py para defenderme por enriquecimiento ilícito. Esa es la gran diferencia que tengo yo con muchos kirchneristas: que yo no soy millonario. Me fui como entré de la función pública", disparó.
También cuestionó el peso que Antonio Stiuso ganó durante el kirchnerismo. "Se le delegó el monopolio de la acusación contra la AMIA y el monopolio de la relación con Comodoro Py. Y después le dieron el monopolio del espionaje político: espiar a los propios y ajenos", sostuvo. "El kirchnerismo debió haber arrasado con todo eso, pero pusieron a [Oscar] Parrilli y a [Martín] Mena", se lamentó.