El presidente Donald Trump reaccionó iracundo ayer a un nuevo libro que afirma que él no esperaba (ni quería) llegar a la Casa Blanca, que su esposa rompió a llorar al enterarse de su victoria y que un alto asesor pensaba que el contacto de su hijo con una abogada rusa durante la campaña fue “traidor”.
Trump emitió un comunicado formal en el que protesta airadamente contra Steve Bannon, su ex asesor en jefe de la Casa Blanca, e insistió en que Bannon participó poco en su campaña victoriosa y “no tiene nada que ver conmigo ni con mi presidencia”.
“Cuando fue despedido no sólo perdió su empleo, sino que también perdió la cabeza”, afirmó.
Hizo esas afirmaciones en respuesta a un nuevo libro poco halagüeño del escritor Michael Wolff, el cual presenta a Trump como un niñito malcriado en muchos aspectos que no comprende la responsabilidad que representa la presidencia y pasa las noches comiendo hamburguesas en la cama, mirando la televisión y hablando por teléfono con viejos amigos.
“Este libro está lleno de testimonios falsos y engañosos de individuos que no tienen acceso ni influencia sobre la Casa Blanca”, subrayó la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders.