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Martes 22 de Abril de 2014 - 19:10 hs

Buscan erradicar los 10 mitos de la vacunación

La OPS está lanzando una campaña para que la gente se vacune. Cuáles son las creencias erróneas más comunes.

Desde el próximo sábado y hasta el 3 de mayo, se celebrará en todo el continente la 12° Semana de Vacunación, con el eslogan regional "Vacunación: tu mejor jugada", a propósito del inminente Mundial de Fútbol de Brasil. Así, en medio de una celebración deportiva mundial, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) vuelve a difundir la importancia de protegerse y evitar la reaparición de enfermedades erradicadas como la poliomielitis, el sarampión y otras prevenibles con vacunas. Para ayudar a despejar dudas, los especialistas elaboraron una lista para erradicar los diez grandes mitos de la vacunación:

Las vacunas no son necesarias, debido a que con una buena higiene y servicios sanitarios adecuados las enfermedades pueden evitarse. Si bien una mejor higiene, el lavado de manos y el acceso al agua potable protegen a las personas de las enfermedades infecciosas, muchas infecciones pueden diseminarse sin importar cuánto más limpia sea una persona.

Las vacunas causan autismo. No hay ninguna evidencia que sugiera que existe un vínculo entre la vacuna y el autismo. En 1998, un estudio causó preocupación en torno a un posible vínculo entre la vacuna contra las paperas, el sarampión y la rubeola, y el autismo. Pero luego se descubrió que el estudio era un error, y finalmente la revista que lo publicó retiró el artículo. Desafortunadamente, la publicación inicial tuvo un impacto negativo sobre las tasas de vacunación, lo que dio lugar a sucesivos brotes de las enfermedades contenidas en la vacuna contra sarampión, rubeola y paperas.

Las vacunas no son útiles en las personas adultas. Muchos piensan que las vacunas que han recibido siendo niños los protegerán para toda la vida, pero la inmunidad se desvanece con el tiempo y, además, con el paso de los años las personas se vuelven más susceptibles a muchas enfermedades (como la gripe, por ejemplo). Por otro lado, hay vacunas que no existían cuando muchos adultos eran niños.

La combinación de vacunas para difteria, tétanos y tosferina (tos convulsa) y la vacuna contra la poliomielitis pueden causar el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante. No existe ningún vínculo causal entre la administración de vacunas y el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante. Sin embargo, estas vacunas, como la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tosferina se administran en bebés en edad en que pueden sufrir ese síndrome, que puede ocurrir independientemente de que sea o no vacunado.

No existe motivo para ser vacunado ya que muchas de las enfermedades prevenibles a través de vacunas están prácticamente erradicadas. Si bien las enfermedades prevenibles con vacunas son infrecuentes en muchos países, los agentes infecciosos que las causan siguen circulando en algunas partes del planeta. En un mundo cosmopolita, esos agentes pueden cruzar fronteras geográficas e infectar a toda persona que no se encuentra vacunada.
Darle a un niño varias vacunas a la vez puede incrementar el riesgo de que desarrolle efectos secundarios asociados a la vacuna, como resultado de una sobrecarga del sistema inmunológico. Las evidencias científicas muestran que dar varias vacunas a la vez no tiene ningún efecto adverso sobre el sistema inmunológico infantil. De hecho, los niños en su vida cotidiana están expuestos a cientos de sustancias que todos los días generan alguna respuesta del sistema inmunológico.

Es mejor desarrollar inmunidad contra las infecciones enfermándose que a través de las vacunas. Las vacunas interactúan con el sistema inmunológico para generar una respuesta inmune similar a la que produce una infección natural. Pero con la diferencia de que no causan la enfermedad ni ponen a la persona en riesgo de desarrollar sus potenciales complicaciones, como defectos congénitos producto de la rubéola, cáncer hepático causado por el virus de la hepatitis B o incluso la muerte en el caso del sarampión.

Hay vacunas que contienen mercurio, lo que es peligroso para la salud. Algunas vacunas contienen timerosal, que es un compuesto orgánico que contiene mercurio, y que es utilizado como conservador. Sin embargo, no existe ninguna evidencia que sugiera que la cantidad de timerosal utilizado en las vacunas posea algún efecto nocivo para la salud.

La mayoría de las personas que se enferman fueron vacunadas. Ninguna vacuna es 100% efectiva, pues siempre hay un pequeño porcentaje de personas vacunadas que, por razones individuales, no desarrollan inmunidad a pesar de la vacunación. Sin embargo, ese porcentaje es sólo de entre el 5% y el 15%.

Enfermedades como el sarampión, las paperas o la varicela son parte normal del crecimiento. En todos estos casos se trata de enfermedades que pueden progresar hacia formas muy severas, que incluso pueden poner en peligro la vida de quienes las padecen.