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Martes 22 de Abril de 2014 - 22:06 hs

Colombia también despidió a Gabriel García Márquez con un discurso presidencial y un vallenato

 Con el Réquiem de Mozart, los colombianos despidieron hoy en medio de un diluvio a su fallecido premio Nobel Gabriel García Márquez , quien fue homenajeado en una ceremonia solemne en la Catedral de Bogotá.

El acto de hora y media arrancó con la entrada a la catedral del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, acompañado por su esposa María Clemencia Rodríguez y dos de sus hijos, mientras sonaba la música de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia.

"Las palabras de Gabo han estado siempre en nuestras casas, en nuestras bibliotecas, en nuestros periódicos, en nuestras revistas (...), pero sobre todo en nuestros corazones", dijo el mandatario, un día después de asistir al tributo en la capital mexicana en honor a García Márquez, quien murió allí el jueves a los 87 años.

"Cuánta gratitud, cuánto cariño, cuánta admiración albergan hoy nuestros corazones cuando le decimos adiós al más grande exponente no sólo de las letras nacionales, sino del alma colombiana. Gabo escribió con letras de oro el nombre de Colombia en el mundo ", añadió Santos, pidiendo homenajear al Nobel leyendo su obra y alcanzando la paz en este país azotado por un conflicto armado desde hace medio siglo.

MÚSICA Y ROSAS

Durante el acto, en el que el arzobispo de Bogotá, Rubén Salazar, dirigió también unas oraciones, el protagonismo recayó en la música que tanto disfrutó en vida el Nobel colombiano.

Los músicos de la Orquesta, que llevaban mariposas amarillas prendidas en sus sobrios trajes negros, así como en sus atriles, interpretaron como pieza central el Réquiem de Wolfgang Amadeus Mozart y continuaron con piezas corales.


El cierre, que vino luego de una ovación de pie solicitada por Santos, fue con el popular vallenato "La casa en el aire", de Rafael Escalona, quien fue además gran amigo de García Márquez.

Interpretado por la propia Orquesta Sinfónica, el vallenato dio un toque alegre al acto, aportando el "ánimo de fiesta" que García Márquez describió en un cuento nunca terminado, en el que vislumbró su muerte y un cortejo fúnebre con tintes de parranda.

Fuente: La Nación