LT10 - Informe de CEA

Viernes 27 de Marzo de 2015 - 21:49 hs

Más matriculados, pero pocos graduados en las universidades

La cantidad de estudiantes creció el 22,5% en la última década, pero terminan la carrera la mitad que en Brasil y Chile; las casas de estudio privadas atrajeron al 77,6% de los nuevos ingresantes. “Destacar solamente la tasa de graduación lleva a malinterpretar el fenómeno”, consideró Miguel Irigoyen vice rector de la UNL.

Mientras la población universitaria argentina creció el 22,5% en la última década, impulsada en gran parte por el aumento de la matrícula en las universidades privadas, quienes terminan los estudios universitarios son apenas tres de cada diez ingresantes. Número que en Brasil asciende a cinco y en Chile, a seis.

A esta conclusión llegó un informe publicado por el Centro de Estudios de Educación Argentina (CEA), dirigido por Alieto Guadagni, que considera la evolución de la matrícula y la graduación universitaria argentinas entre 2003 y 2012 sobre la base del Anuario de Estadísticas Universitarias, el Departamento de Información Universitaria, la Unesco y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Guadagni apunta que la graduación universitaria argentina avanza más lentamente que la de los países limítrofes mencionados. Si se tiene en cuenta la población de cada país, la Argentina tiene más estudiantes universitarios que Brasil y Chile, pero la alta deserción estudiantil que existe aquí determina que proporcionalmente existan 17 estudiantes por cada graduado a nivel local, mientras que en Chile haya 8,4 y en Brasil, 6,7.

El informe del CEA explica que el aumento de la población universitaria argentina se atribuye, en parte, a la gran expansión registrada durante este período en las universidades privadas, donde la cantidad de estudiantes se incrementó un 77,6%, mientras que la población estudiantil estatal creció un 13,2%. "Esto forma parte del aumento de la escolarización privada que viene siendo mayor al crecimiento de la escolarización estatal en todos los niveles: jardín de infantes, primaria y secundaria", precisa Guadagni a LA NACION.

Para Carlos Horacio Torrendell, profesor de Política Educativa del Departamento de Educación de la Universidad Católica Argentina (UCA), este crecimiento de la demanda de educación universitaria evidencia el dinamismo de parte de la sociedad argentina para mejorar sus capacidades y proyectarse vital y laboralmente. Aunque, por otro lado, el especialista también subraya que este sistema de educación superior tiene dificultades para hacerse cargo de estas demandas.

La evidencia de esta problemática es la alta deserción estudiantil que repercute en el número de graduados. "El bajo nivel de conocimientos de nuestros alumnos secundarios incide fuertemente en esto -dice Guadagni-. Por otra parte, Brasil y Chile tienen mucha mayor graduación universitaria que la Argentina porque tienen un régimen de ingreso que es similar al que rige en casi todo el mundo. Nuestro país es una excepción porque no existen exámenes generales al finalizar el secundario, situación que debilita fuertemente el proceso de estudio y dedicación por parte de nuestros estudiantes secundarios", agregó.

Torrendell, en tanto, entiende que parte del problema de la deserción de la matrícula universitaria tiene que ver con un forzamiento cultural argentino que "obliga" a todos a ingresar en la universidad. "Las mejores tasas de graduación superior de otros países de la región se deben precisamente al desarrollo de los dos pulmones de este nivel: el terciario profesional y el universitario", dice.

"En muchos casos las universidades tradicionales argentinas se han corporativizado y resultan poco dinámicas para crear nuevas carreras que respondan a las nuevas situaciones culturales y del mundo del trabajo -agregó Torrendell-. Para este fin, además el esquema hegemónico de carreras profesionales en la universidad es más rígido que el sistema de bachilleratos generales que luego permiten la especialización profesional de posgrado."

Otro aspecto que destaca el informe del CEA es el también bajo número de alumnos que concluyen los estudios terciarios no universitarios en el país: apenas 12 de cada 100.

¿Cómo se logran más y mejores graduados del nivel superior entonces? Para Guadagni, primero hay que fortalecer la escuela secundaria y estimular a los estudiantes para que dediquen su tiempo a tener una buena preparación: lo que no se estudia en el secundario no se puede recuperar fácilmente en la universidad.

Según Torrendell, las dificultades para el logro de tasas de graduación razonables para el país no deben imputarse al ingreso irrestricto en las universidades. "Más allá de que es obvio que una mayor selectividad en el ingreso universitario mejoraría las tasas de graduación internas a cada universidad, eso no conllevaría una mejora de la tasa neta de graduados en la Argentina en comparación con otros países. Para eso es clave que las universidades cambien su paradigma tradicional centrado en el docente y en una enseñanza enciclopédica y poco amigable con los estudiantes por nuevas pedagogías focalizadas en los logros de aprendizaje de los estudiantes simultáneamente con la inclusión de la diversidad social y cultural", dice.

Julio Durand, director del máster en Dirección de Instituciones Educativas de la Universidad Austral, propone poner el foco en las causas de retención en lugar de en las de deserción. Es decir, poner atención en aquellos factores que ayuden a los alumnos universitarios a superar obstáculos durante la carrera.

Una investigación conjunta de la Universidad Austral y la Universidad Nacional de Cuyo concluyó que entre los factores que contribuyen a una mayor retención se encuentran, por ejemplo, un alto nivel de interacción de los docentes con los alumnos, los encuentros fuera del horario de clases, la mayor presencia de ambas partes dentro de la universidad y los programas de tutoría.

"Hoy existe lo que se denomina el student engagement, es decir, programas voluntarios de las universidades para estudiar la experiencia de los alumnos en la universidad, y así identificar esos factores que pudieran lograr en algunas carreras una mejor retención", dice Durand.

A eso, él le sumaría planes de estudio menos rígidos, con transferencia de créditos, con intercambios, además de un sistema cuyas materias correlativas no terminen perjudicando al alumno en su carrera.

A fin de cuentas, lograr que la experiencia misma del alumno lo lleve a comprometerse con los estudios que eligió.