El hombre y el oso se acostaron a dormir una siesta y aunque al principio las imágenes sorprenden por la ternura con la que el animal mima al humano la cuestión se pone un poco tensa con el transcurso del tiempo.
El oso comienza a besar a su amigo hasta que abre la boca y envuelve su cabeza, mientras tanto se ven sus enormes garras rodeando la cintura del hombre.