El precio ya es determinante en la elección de la carne que se consume

La mayor oferta de carnes en el mercado local, en un contexto en que el consumidor cuida más su bolsillo, es lo que hoy está conteniendo el aumento de precios por debajo del promedio del índice real de precios al consumidor. Todo indica que el factor precio, como determinante de la selección del tipo de carne que consumen las familias argentinas, llegó para quedarse. El mercado interno ahora es más competitivo y el desafío de la cadena es entonces recuperar inserción en el mercado externo.

El siguiente trabajo de la consultora abeceb com es de Carolina Schuff y se da en un momento donde el gobierno dice que no aumenta el precio desde hace tres años.

Los precios de las carnes están aumentando, sin dudas. Lo novedoso es que, desde el año pasado, lo hacen a un ritmo inferior al promedio del índice de precios al consumidor, y que en 2013 incluso crecieron por debajo del 10% en promedio, para el caso de los cortes vacunos y porcinos.

El precio de la carne vacuna le resulta caro al consumidor, eso también es cierto. Pero el gran salto lo dio en los años 2010 y 2011 (68% y 27% respectivamente), cuando luego de la gran liquidación de ganado y contracción del stock en el 2009, la reducción en la producción de carne impactó en un fuerte aumento del precio al consumidor. El resultado en ese momento fue la brusca caída del consumo per cápita de carne vacuna, que pasó de unos 68,7 kilos por persona por año en 2009, hasta los 56,6 kg en 2011, es decir un 17,6% menos.

Esto representó, por un lado, una gran oportunidad de crecimiento para las carnes blancas, que ganaron terreno en la mesa de los argentinos. En 2012 el pollo alcanzó un nivel récord de consumo per cápita anual de 40kg (desde unos 33,4kg en 2009) mientras que el cerdo aceleró aun más la tendencia en 2013, superando los 10 kilos por persona por año (frente a unos 8kg en 2009).

Por otro lado, el gran aumento de precios a la carne vacuna en 2010-2011, implicó una importante señal a los productores ganaderos para volver a invertir en el sector, y es lo que impulsó la incipiente recuperación del sector bovino, que revirtió la tendencia decreciente en 2012 con una suba de 3,6% en la producción, y se consolida en 2013 con un aumento de 9,4%.

La mayor oferta de carnes en el mercado local, en un contexto en que el consumidor cuida más su bolsillo, es lo que hoy está conteniendo el aumento de precios en góndola por debajo del promedio del índice de precios al consumidor. Todo indica que el factor precio como determinante de la selección del tipo de carne que consumen las familias argentinas llegó para quedarse.

En los primeros nueve meses del año, el precio de la carne de res se elevó 9% con relación al mismo período de 2012, mientras que el cerdo creció sólo 5% y el pollo literalmente voló con un incremento del 23%. Y esto mismo se vio reflejado en las decisiones de compra del consumidor: mientras que las compras de cerdo crecen a un ritmo de 21,3%, las de res suben un 9,5%, y el consumo de pollo cae un 1,3%.

La buena noticia para todo el sector, es que el consumo total consolidado de las tres ya superó la marca de 2009, y se acerca a los 112 kg/cápita/año. Esto implica, en los tres casos, una oportunidad para continuar ganando lugar en la mesa de los argentinos. Pero a su vez, marca un techo en la posibilidad de aumento de precios en góndola, dado que en un contexto general de menor crecimiento económico, el consumidor ha ampliado su paladar y no duda en sustituir.

El desafío para toda la cadena, es entonces, continuar consolidándose en un mercado interno más competitivo, y a la vez volver incrementar o recuperar inserción en el mercado externo, a fin de ampliar la frontera de producción y encontrar nuevos nichos.