Unión está en carrera y busca otro "Madelonazo"

 El fútbol del Nacional B sigue siendo plural y generoso hasta la exageración, e incluso inexacto a la hora de mensurar números y porcentajes. El fútbol de ascenso vuelve a demostrar que en su idioma específico, la única verdad absoluta es que todo es relativo. Independiente tenía un trámite de 365 días, Defensa y Justicia se caería tarde o temprano, Almeyda era un DT manejado por Pasarella, Unión hace un par de fechas quedó fuera de carrera… y tantas otras sentencias que abrumaban con el rigor “científico” que suelen utilizar los que tanto dicen saber de esta materia.

En el balompié doméstico todo cambia y se recicla cada dos fechas. El recuento de inventario es continuo. Los retrasados de hoy son los adelantados de mañana. El equipo por el que nadie daba un peso de repente se cotiza como el mejor, y el que parecía más rendidor se devalúa. En tiempos en los que no se puede regalar nada porque la historia se termina, en épocas en las que salvo excepciones, la mayoría de los equipos meten sus manos en los bolsillos y solo rascan monedas, el conjunto de Madelón ha decidido como el millonario que fue en otra época, transformarse en un filántropo destinado a jugarse el pellejo si es necesario. Unión sabe bien que su mayor gloria no está en no haber caído nunca, sino en levantarse cada vez que se cayó.

Con la paridad que impera entre aquellos que luchan por un lugar en el podio, los encuentros son cerrados y se definen por pequeños detalles y esos, los de la sintonía fina, son los que mejor dominan hoy los de la Avenida. Estos son tiempos de equipos menesterosos, porque a nadie le sobra una rupia para llegar a fin de mes. Pero este no parece el tiempo como para detenerse en cuestiones de forma. El fondo es el ascenso y ese es el objetivo de Unión y de otros “mendigos de primera” como un tal Independiente, otro magnate criollo en bancarrota.

El desenlace de la temporada, está claro que despertará incertidumbre al por mayor. Incluso, adaptándose a esta realidad que no da como para andar gastando a cuenta. De todas formas, el Tate tiene argumentos para soñar. Como la racha actual, acompañado de la debacle de los demás, lo rescató inesperadamente de la vulgaridad y ahora le perspectiva es otra. Desde ya que no tiene la regularidad de un equipo consolidado, pero encontró certezas en medio de un clima agitado y ganó partidos importantes que lo dejan en una posición expectante.

El técnico no hace un culto exagerado a la victoria o la derrota. Les otorga el lugar justo y necesario en su discurso. El hombre encontró el conjuro a tiempo para domar tantas desdichas recientes y tocó las teclas justas para ahuyentar los fantasmas. Tanto me gusta el perfil de Madelón, sobrio y sereno, que corro un riesgo y se los confieso: adjudicarle las victorias a él y socializar las derrotas con sus futbolistas. Sus formas son las que reivindico para un fútbol en paz, sincero, honesto. El entrenador en su rol más preciso. Conductor con personalidad, sin lucimientos grandilocuentes ni lamentos ordinarios.

En un torneo que busca quién será el equipo que acompañe a Defensa y Justicia y Banfield en su viaje a primera, la progresión de Unión es reveladora y muestra como los resultados le dan la chance de ingresar a la recta final en el pelotón de vanguardia. El equipo tiene otro ramalazo de iniciativa y ahí están los rojiblancos, prisioneros del contexto, protagonistas de un cierre de certamen ripioso, donde la realidad superó cualquier proyección y donde la prudencia otorga ventajas.

El GPS Tatengue alerta sobre partidos difíciles en poco tiempo, pero está en el camino correcto. La hoja de ruta marca en rojo titilante el destino final: “Primera División”. Puede llegar con gloria al destino o puede quedarse varado antes, por lo que obviamente puede quedarse sin nada. Así de cruel e imprevisible es el fútbol en este recorrido, aunque sobran los motivos para creer que si se trata de Unión, que viene acelerando, superando obstáculos, y además, es piloteado por Madelón, nada es imposible. Más de uno hace una asociación lícita con aquel Fórmula Uno de la escudería Zucarelli, con Leo manejando los hilos de aquel “Glorioso 89”, y sueña con hacer cumbre también en el 2014. Aunque el contexto actual, claro, sea otro, y los espectadores también. Unión está en carrera y busca otro "Madelonazo".