San Lorenzo venció a Cruzeiro por 1-0 en el Nuevo Gasómetro, en el partido de ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores, y espera confiado la revancha, que se disputará el miércoles que viene en Belo Horizone.

Los recaudos defensivos tomados por ambos equipos durante el primer tiempo atentaron contra el juego: si bien el partido tuvo como premisa principal la pelota al pie, las jugadas de riesgo escasearon; ninguno quiso regalar un metro, consciente de que esta serie puede definirse por un mínimo detalle.

Con Ignacio Piatti intermitente, Ángel Correa perdido entre los defensores rivales y Mauro Matos separado del circuito del balón, la punta de lanza del Ciclón fue Héctor Villalba, quien se hizo un festín por la punta derecha ante Samudio, quien pagó ante cada desborde del atacante. Fue justamente una maniobra individual de Tito y un centro atrás –que luego pifió Piatti- lo más riesgoso de la etapa inicial.

El encuentro continuó con la misma tónica en el arranque del segundo tiempo, pero a los diez minutos hubo una situación que sacudió a los hinchas de San Lorenzo: Fábio, arquero del Cruzeiro, evitó en dos oportunidades la caída de su valla, primero ante Mauro Matos y luego ante Correa. El gol llegó a los 20, con un centro preciso de Néstor Ortigoza que Santiago Gentiletti mandó a la red con un frentazo.

Edgardo Bauza cuidó el 1-0 (metió a Walter Kannemann por Correa), tal vez confiado con repetir la historia de los octavos de final, cuando se impuso ante Gremio por el mismo resultado en el Nuevo Gasómetro y luego, en Porto Alegre, selló la clasificación en los penales. ¿Tendrá que sufrir otra vez el Ciclón para conseguir el pasaje?