"Un movimiento telúrico en el Centenario sacudió Santa Fe"

 Fue un sismo. Una dramática y sufrida explosión de gol. Lo parió… cómo hago para escribir si el piso todavía vibra? Espero, los gritos confunden y las bombas son el preanuncio del alarido posterior. ¡¡¡Colón viejo nomás!!! grita un vecino de Sargento Cabral y festeja locamente en el medio del gastado pavimento como si fuera Alario. Y fue una tarde como presagiaban Fabián, Luciana y Tamara el viernes al mediodía en Radio Universidad, cuando hablaron con el Dr. Abud de un domingo no apto para cardíacos, frase hecha si las hay, pero nunca encajó tanto como este 18 de mayo de 2014.

Colón acaba de salvar el pellejo de las garras del hambriento Olimpo. Fue una “cacería” impiadosa, una corrida de toros, la última fecha que tanto definía. Escapar, atacar, golpear, recibir, festejar, sufrir, llorar. Qué locura, cuanta pasión. Arrancó Asenal “bondadoso” con los santafesinos. Olimpo obstinado y ¿ambicioso?. Empatan los del “cercano Oeste” y al rato, en el “Brigadier” la alegría es bahiense. Luego “paran la mano”. El árbitro cobra penal y Colón tiene “su” gran oportunidad. Ruge el estadio. La revancha del Chipi. Falla. Acierta en el rebote. La desazón se mezcla con la ilusión en tan solo dos segundos. Todo empatado.

Comienzan a ganar los miedos y al mismo tiempo se agrandan los rivales traicioneros, de acá y allá. Tiempo de descuento, Godoy Cruz contento, el primero en llegar a la orilla. El reloj se detiene… algunos corazones también. Albertengo deja a los rafaelinos en las puertas de la gloria. En Santa Fe, parece que ya no quedan jugadas para no llorar... Un muchacho en la platea este implora a Dios por un ataque más, a cambio de no sé qué tesoro que entre dientes dice tener en su casa. Confieso que no entendí si lo empeñaba o lo devolvía. No era importante, solo que “el silencio se oía”. El gran teatro dejó de bramar. No quedaba tiempo para nada, para nadie. El partido se moría junto a las intenciones de estos muchachos que no dejaron nunca de pelear. Nadie se movió, porque imagino que querían aplaudir de pie a los jugadores que todo lo dieron, que nada se guardaron.

Yo creo que Pitana escuchó al joven plateista. Él no. Él obvió al árbitro y fue por más con el de arriba. La oferta de concesiones de este buen hombre aumentó deliberada y desmedidamente en cuestión de segundos. Mucho más que en el almacén de mi barrio, donde Doña Porota remarca los precios cada cinco minutos amparada en la inmunda inflación. Yo creo que ofreció hasta su vida en esa plegaria improvisada en medio de la multitud.

Minuto 49 del segundo tiempo. Cuando vi correr a Montoya noté que ya no le quedaba al partido más que esa jugada. “Ganó Rafaela”, contaba Sebastián Castillo desde los estudios centrales de LT10. Varios se miraron sin ver. Otros quedaron golpeados por un mazazo cruel, brutal, demoledor a causa de esas dos palabras pronunciadas por el periodista, con toda la crueldad de su fugaz contenido.

Comenzaba la resignación para la mayoría. Pero mientras eso ocurría afuera, el “Indio” guerrero ya estaba lanzado al área enemiga. Los visitantes creyeron que el arquero sólo iba a cabecear en el afán desesperado de un equipo por empatar. Pobrecitos, no sabían! No sabían que Montoya repartía las últimas balas, porque a eso fue al área!!! Al mismo tiempo, Osella, calmó su bravura, y con una tranquilidad meridiana, impropia del DT en un momento tan límite… dio la orden. El capitán del escuadrón Sabalero decidió ejecutar el ataque final… Gandín envió una granada que Nereo Champagne no pudo sacar. La misma explotó en el pie del novato Alario, quien se reivindicó de yerros anteriores, con una conquista que provocó un movimiento telúrico en nuestra capital, registrado a las hora 4,49 pm, en la intersección de las calles JJ Paso y Bv Zaballa, alcanzando 1,246 en la tabla de promedios, según la medición del Instituto de Sismología de la AFA con asiento en Santa Fe. También se supo que en la ciudad de Rafaela, tres minutos antes hubo una “réplica”, pero no fue advertida por la población.

Colón mostró una vez más ser un equipo de hierro, especialista en emboscadas. Los que no saben de “batallas decisivas” jamás se darán cuenta que lo mejor es ganar con el tiro del final. No es suerte o casualidad sino una estrategia de combate. Así se llegó con chances de subsistir cuando ya daban al equipo por “perdido”. Lo de estos guerreros es un permanente acto de heroísmo, desde el minuto uno hasta el final. Es algo extraordinario que ya es digno de coronar. En las tribunas hay una pasión inexplicable. Esa que es euforia, depresión, locura, alegría, llanto y que está ligada a los colores de una camiseta. Por eso entiendo a todos los que sienten así, y sé muy bien lo que con tanto orgullo disfrutan y padecen. Es algo que no se va a curar jamás, porque es simplemente eso, una pasión inexplicable que no puede parar.

El poeta, dramaturgo y escritor francés, Victor Hugo, dijo sabiamente: "El futuro tiene muchos nombres: para el débil es lo inalcanzable; para el miedoso, lo desconocido. Para el valiente, la oportunidad". Para los Sabaleros, que tanto buscaron, que todo lo dieron y que mucho merecen, esa oportunidad será justamente el próximo sábado en cancha de Newells Old Boys de Rosario, lugar en el que podrá batirse a duelo con Atlético Rafaela. El mismo que el año pasado escapó del Barrio Centenario sin querer “pagar la cuenta”, esa que se podrá saldar seis meses después. Pasó otro domingo de furia para Colón. Otra jornada de disputa feroz, de entrega total, de alegría y dolor… Ya habrá tiempo para preparar la batalla final. Hoy hay que festejar, porque pese a todo y a todos, ellos superaron lo imposible, haciendo lo impensable!!!