Fue una jornada de nerviosismo y contrapuntos en el Palacio de Hacienda, el Banco Central, la Casa Rosada y el mercado financiero. En medio de especulaciones sobre una nueva devaluación en el corto plazo, la demanda ayer por el dólar libre se volvió a disparar y la brecha con el oficial se pronunció: ascendió al 45,49%.

En la víspera, el blue se cotizó en $11,77 por lo que registró un alza de más de 60 centavos en apenas dos días. Frente a esta coyuntura, no tardó en llegar el rumor sobre la renuncia de Fábrega a la presidencia del Banco Central. Desde la autoridad monetaria calificaron de "disparate" las versiones, consigna el diario Clarín.

Por la noche, la presidente Cristina Kirchner se reunió con Fábrega y con el ministro de Economía, Axel Kicillof. No quedó claro si el encuentro fue de forma separada o en conjunto. En Casa de Gobierno confiaron al matutino que la mandataria mantuvo una reunión con Fábrega alrededor de las 19 y que luego dialogó a solas con el titular del Palacio de Hacienda durante una hora.

Distinta es la versión que dejó trascender el Ministerio de Economía al diario Clarín. Desde allí dijeron que la reunión fue parte de una cita conjunta entre Cristina, Kicillof, Fábrega e incluso el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. También habría estado presente el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray.

En Hacienda confirmaron además que Kicillof se vio luego con la Presidente más tarde. Por su parte, en el Banco Central se abstuvieron de hacer comentarios sobre la agenda de Fábrega. Lo cierto es que la jefa de Estado intervino para "calmar las aguas" y mediar entre los funcionarios. Fuentes oficiales señalaron al diario La Nación que el cónclave buscó aquietar los rumores sobre una inminente salida de Fábrega.

La disputa entre el titular de la autoridad monetaria y Kicillof es sobre cómo encarar el rumbo del país. El ministro de Economía resposabiliza a Fábrega del enfriamiento en la actividad económica, que según su visión, fue producto de la suba de tasas y la devaluación del 18% que llevó a cabo el BCRA en enero.

Por su parte, Fábrega sostiene que Kicillof retrasa correcciones en el gasto público, que por eso el banco debe asistir al Tesoro y que toda esta situación genera tensiones en la economía, añadió Clarín.

En el Ministerio de Economía minimizaron las disidencias, al afirmar que "acá hay un equipo que es el que lidera el ministro y uno de cuyos soldados es Fábrega" y resaltaron que "cada una de las medidas que se adoptaron en los últimos meses contaron con el aval del ministro", incluyendo lo que el mercado cree que fue un sello propio de Fábrega, como la devaluación y la suba de tasas de fines de enero.

No opinan lo mismo desde el Banco Central. "Si Fábrega fuera sólo un soldado no se habría podido devaluar ni subir las tasas para frenar la corrida de enero", indicó una fuente a La Nación. Asimismo, desmintieron la salida del banquero de su cargo, un rumor que provocó nervios en el mercado, porque se trata de un funcionario que transmite más tranquilidad que el ministro de Economía.