A 20 años del doping de Maradona

Roberto Peidró, uno de los médicos de la selección argentina en Estados Unidos 1994, cuenta su experiencia; qué hay detrás de este personaje.

El autor del saludo es nada menos que Diego Armando Maradona. El calendario marca 17 de junio de 1994. En el televisor, la transmisión oficial comienza a mostrar los preparativos para la ceremonia inaugural del Mundial de Estados Unidos. No hay celulares, mucho menos Internet. La desconexión con la Argentina es normal. El aislamiento, casi total. Pero después del saludo, algo cambia en Roberto Peidró, el segundo médico de la selección argentina. Aparecen los nervios. Su cabeza camina por terrenos, hasta el momento, impensados. Tarda, aunque lo comprende: está en una Copa del Mundo. Lo que desconoce, claro está, es que será uno de los actores principales.

Mañana, cuando la selección argentina juegue contra Nigeria, por la tercera fecha del Grupo F del Mundial Brasil 2014, se cumplen 20 años del control anti-doping de Maradona, luego del encuentro (¡qué casualidad!) ante las Águilas verdes, que terminó con el "positivo" y la famosa frase del Diez: "Me cortaron las piernas". A un día del triste aniversario, canchallena.com habló con Peidró, quien fue el encargado de sacar la bolilla N°10 en el sorteo y que, días después, pidió la nulidad del proceso por "mal procedimiento". Las sensaciones del hombre que pudo cambiar la historia, pero no lo dejaron. Además, aquello que él y los protagonistas no contaron.


Diego y la enfermera, una postal que recorrió el mundo. Foto: Archivo
De pasado como jugador en el ascenso, y recibido de cardiólogo, Peidró fue recomendado al Coco Basile por el Panadero Díaz. "Tenés que traer a otro médico. Este es futbolista, vas a tener toda seguridad. Mirá la trayectoria que tiene", fueron las palabras del asistente, aunque la aprobación final fue de Julio Grondona. El mal trago de la clasificación ante Australia en el repechaje era cosa del pasado, el Mundial estaba a la vuelta de la esquina y el Doctor se sumaba al equipo.

"Maradona era un líder natural que cargaba con la responsabilidad de todos. Además, era el tipo que hacía las bromas o el encargado de armar los juegos, los asados. Movilizaba todo. Era un líder muy positivo. A partir de él, se descargan muchas presiones. Era una persona que llevaba toda la responsabilidad encima, además de ser un tipo muy gracioso", dice hoy Peidró, ya lejos del mundo del fútbol , desde su consultorio sobre la Avenida Corrientes, a pocas cuadras de la esquina con Callao.

La relación con el Diez fue buena desde el principio. Por eso, el cuerpo médico seguía desde cerca la preparación de Maradona para la cita mundialista, en la que trabajaron Fernando Signorini -quien luego estuvo como médico de la selección en Sudáfrica 2010- y Daniel Cerrini -un cuestionado físicoculturista y dietólogo-. "Había tranquilidad. Además, le hicimos varios estudios porque a él le encanta hacerse estudios. Respiratorios, cardiológicos... Estaba cada día mejor. Sus entrenamientos duraban 4 o 5 horas, no es que se entrenaba menos por ser Maradona", recuerda.

Ernesto Ugalde era el primer médico de la selección. Así, en la repartición de tareas, a Peidró le tocó ser el encargado de ir al sorteo para seleccionar a los jugadores que pasarían por el control anti-doping, ya que debía perderse algunos minutos de los partidos. El 25 de junio de ese año, mientras la Argentina superaba a Nigeria por 2-1, el cardiólogo fue a la oficina que marcaría el principio de todo. Estaban él, los representantes médicos de Nigeria, los asesores de la FIFA y algunos agentes de seguridad. "N°10", asignó una de las dos bolillas que sacó el argentino.


Peidró, entre la enfermera y Maradona, hace 20 años. Foto: Archivo

"Cuando vi el número que salió, tenía tranquilidad. Es más, estaban todos enloquecidos porque iba a venir Maradona", rememora Peidró, que luego derribará el mito sobre el complot y el ingreso de la famosa enfermera Sue Carpenter. "Por lo general, esperaban a los jugadores cuando estaban saliendo. En ese estadio, el vestuario estaba en una punta y la oficina de control en la otra. Había que ir a avisarles a la cancha porque no se puede pasar antes por el camarín, está contra las reglas. Entonces, fui a buscarlo yo y ella ya estaba al borde del campo. Le dije: \\'Andá vos, vas a salir en todos lados, ponete al lado de Maradona", confiesa.

La llamada de Grondona no tardó en llegar. "Fijate que pasó, me dicen que dio positivo el doping", fue lo que escuchó Peidró, de una inconfundible voz, del otro lado de la línea. El presidente de la AFA le pasó "el teléfono de Blatter", pero él nunca se pudo comunicar. Finalmente, Ugalde logró hablar con fuentes oficiales y le confirmó la peor noticia: "Mirá que parece que es grave". Y lo era: se encontraron rastros de efedrina y sus derivados en la muestra del crack.

"Esto me duele mucho, porque me cortan las piernas, me dan por la cabeza en un momento donde uno tiene la posibilidad de resurgir". Después de pronunciar las palabras que hicieron llorar a un país, Diego no tardó en abandonar la concentración argentina. Peidró fue su acompañante durante el viaje de Dallas a Boston, donde lo esperaba su padre. "El lloraba todo el tiempo. Estaba muy mal. Realmente, sintió eso que dijo de que le cortaron las piernas. Se encerró en el baño y no salía. Yo pensaba que se había hecho algo raro. Estaba destruido porque de ninguna manera se lo esperaba", sostiene el doctor.