Cuantioso robo en barrio Candioti

 Apenas cayó la tarde del domingo, Aldo Costamagna y su esposa se prepararon para ir a cenar a la casa de una de sus hijas. El trámite buscaba cerrar de la mejor manera la jornada de domingo. Sin embargo, en apenas un rato, todo se convirtió en pesadilla.

Eran cerca de las 21 cuando un hijo del matrimonio llegó hasta el domicilio de la familia, en Marcial Candioti 3691, donde también funciona el negocio Minigás. Pero ni bien ingresó a la casa constató que los “amigos de lo ajeno” habían hecho de las suyas.

El dormitorio matrimonial (donde se concentró la acción de los ladrones) lucía como después de un terremoto, con prendas de vestir desparramadas por el suelo, al igual que gran parte del mobiliario. Una caja fuerte instalada en el cuarto tampoco se salvó de los delincuentes.

La ingrata novedad no tardó en llegar a oídos del jefe de familia que al cabo de unos minutos se hizo presente en la vivienda.

Según se supo los rufianes se llevaron dos televisores LCD; además de una notebook donde el nombrado guardaba información vital para el funcionamiento de su negocio.

Sumaron al botín gran cantidad de alhajas, en su mayoría recuerdos de familia cuya pérdida hoy era motivo de angustia para los dueños de casa.

Por si fuese poco, los malvivientes se hicieron del dinero que estaba destinado para el pago de haberes de los empleados de citada firma.

Otro de los elementos que los ladrones sumaron a “la bolsa” fue un arma de fuego. “Alguna vez nos dijeron que en una casa donde hay mujeres debe haber un arma de fuego para protegerlas”, recordaron los damnificados.

“Tenían el dato”

“Fue un golpe muy certero el que nos dieron. Por eso, creo que aquí hubo alguna información que anduvo circulando”, dijo hoy Costamagna en diálogo con este diario.

En cuanto al modo en que los cacos ingresaron a la casa el comerciante explicó que “llegaron hasta acá andando por los techos. En la parte trasera yo tengo un patio de luz que tiene techo de rejas. Allí, con ayuda de un gato hidráulico, los sujetos violentaron los barrotes e hicieron el espacio para pasar.

Luego rompieron el vidrio de una puerta que comunica directamente con el interior de la vivienda.

Una vez adentro fueron directamente al dormitorio. No les importó otra cosa. Es evidente que tenían algún dato de nuestros movimientos.

Lo que más lamento es que se han llevado muchos efectos que forman parte de nuestros recuerdos de familia. Entre éstos un reloj de marca y algunos objetos de colección.

Por último, Costamagna reveló su preocupación por los constantes hechos de inseguridad que padece la barriada.

Como prueba narró el espeluznante caso de una peluquera que fue atacada por delincuentes que la sorprendieron en casa.

Si bien la mujer fue despojada de dinero y elementos de trabajo, padeció un verdadero tormento a manos de los delincuentes que la hirieron con sus navajas.