Se extienden los despidos en las empresas de autopartes
Al menos siete de las principales firmas del sector sufren por la caída de la producción y las ventas de las terminales.
La industria automotriz es la víctima más visible. Así lo reflejó la fuerte represión de parte de fuerzas federales que sufrieron los trabajadores de la autopartista estadounidense Lear, que ayer protestaban en la Panamericana por los despidos en esa planta. La firma de Pacheco, que hace mazos de cables para Ford, ofrece retiros voluntarios desde 2013 y el 27 de mayo suspendió a 330 trabajadores por tiempo indeterminado. Dos viernes atrás, echó a 100 operarios y dejó a otro centenar suspendido por, al menos, un mes más. El origen del conflicto es claro: ahogada por la pérdida de competitividad de su proveedor, Ford comenzó a importar desde Honduras y Filipinas. Lear, entonces, ajustó laboralmente.
"Muchas empresas están despidiendo todos los meses. Algunas pocos empleados; otras, muchos", contó a LA NACION una fuente empresarial que conoce a fondo el sector, pero que no se atrevió a dar un número que cuantifique la crisis.
Sin embargo, en una industria con alrededor de 400 empresas y 65.000 empleados, nadie discute que los problemas en el empleo ya se cuentan por varias centenas y son causados -esgrimen en las empresas- por una inflación que comenzó a preocupar en 2008 y que se disparó hace dos años. El cepo al dólar, las trabas a las importaciones, la devaluación, una recesión inducida y la fuerte caída de ventas de Brasil complicaron más el frágil escenario.
"Hay una fuerte baja en la producción desde marzo. Hoy seguimos igual", se quejaron en otra empresa en off the record. Ante los rumores de que varias compañías globales arman su valija para irse a Brasil, esa firma aclaró -aunque no despejó todas las dudas- que no tienen "intenciones de irse del Mercosur".
Nueve operarios colgados en una grúa paralizaron a fines de mayo la autopartista española Gestamp y a casi toda la industria. Atrincherados durante días a 20 metros del piso, reclamaban por el despido de 67 trabajadores. Aunque la firma de piezas estampadas y proveedora de Volkswagen habló de "medidas disciplinarias", las suspensiones habían comenzado un mes atrás.
Pero los casos se multiplican. Los trabajadores de la francesa Valeo (hace ópticas para Renault y PSA Peugeot-Citroën) realizaron ayer una asamblea por 60 despidos -la compañía cesó en realidad 60 contratos de trabajadores eventuales- en las últimas semanas.
La autopartista estadounidense Visteón frenó días atrás -y sólo por tres meses- el despido de 240 operarios de su planta de Quilmes, gracias a un acuerdo con su sindicato, la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). Justamente ayer el secretario general del gremio, Antonio Caló, afirmó en el canal CN23 que "el sector metalúrgico registra desde enero 3000 despidos y 10.000 suspensiones" y que "la CGT está preocupada por la situación del empleo en general". Caló está alineado con la Casa Rosada.
La firma alemana Kromberg, que hace cables para Volkswagen, despidió a 54 trabajadores en enero, según afirma a LA NACION Daiana Álvarez, una de las que corrieron esa suerte. En Johnson Controls, productora de butacas para la Ranger y el Focus (Ford), desvincularon a 25 personas -mitad eventuales y mitad efectivos-, contó Ezequiel Pereya, ex empleado. La brasileña Plascar, en tanto, abandona el predio de General Motors (GM) en Alvear, donde producía just in time para esa terminal, y se muda a Códoba. La mayoría de los 56 empleados tomaron el retiro voluntario; otros serán relocalizados.
Los indicios oficiales de la crisis revuelan. No sólo por el Pro.Cre.Auto, el plan de financiamiento oficial para la venta de autos. Después de un año sin comercio administrado, el Gobierno anunció semanas atrás un nuevo flex de intercambio con Brasil: para las empresas, es una clara señal para que desistan de hacer las valijas y mudarse al país vecino.