\\"Es hora de volver, viejo y glorioso Unión de Santa Fe\\"
Los días de los hinchas Tatengues se sustentan y consumen en una atmósfera repleta de auténtica pasión. El fútbol “es contagio”, es arraigo, pertenencia y euforia… y aunque no sepamos quiénes van a jugar, cómo van a jugar, ya se puede vaticinar que Unión tiene un porcentaje elevado de protagonismo garantizado en el próximo torneo. Es cierto que con el amor desenfrenado por los colores rojo y blanco no alcanza para ganar partidos, pero su gente, su historia, su tradición y hasta futuro inmediato claman por esa necesidad imperiosa de “volver a ser”. Las decepciones recientes no afectarán nunca la autoestima de sus fieles. Ellos saben que deben estar para “jugar su partido”. Es que sienten que también ganan y pierden aunque no jueguen. Cómo no endilgarles cierta “responsabilidad”, si ellos también transpiran, aguantan y empujan, pero también sufren, gozan, ríen o lloran… tanto o más que los propios futbolistas. Ni hablar si algún indigno osa tener el privilegio de representarlos, y no se esfuerza por hacerlo dignamente. Ese señor recibirá “cadena perpetua” en el rincón del olvido. Pero ahí estarán ellos siempre. Reinventando motivos, causas, aventuras para acompañar la parada. Y seguirán apostando fuerte por recorrer un camino que los vio llegar victoriosos tantas veces.
Es sencillo. La solidaridad, el orgullo competitivo, la determinación y el coraje resucitarán la afamada mística, que en las últimas temporadas fue casi una pieza del museo rojiblanco. Tampoco se trata de dejar todo librado al entusiasmo y al fervor, pero ahí está la llave. No hay equipo con más deseo de ganar que este Unión, cuya arma secreta para alcanzar otra vez el objetivo no está a la vista. No es una cuestión de nombres o sistemas tácticos. El “secreto mejor guardado de losTatengues” para poder vencer al enemigo estará una vez más debajo de la camiseta. Sí, en la piel, en la sangre, en cada gota de sudor que deberá brotar como fruto del esfuerzo, el trabajo incesante y la dedicación constante por no defraudar. Uno seguramente puede garantizar cierta dosis de talento si se trata de fútbol profesional, aún en la “B Nacional”. Lo que se reclama a viva voz es compromiso y sacrificio. Es alma, corazón, dignidad! Este nuevo y único certamen no será solo una lucha futbolística, también será un tironeo emocional por pertenecer. Lejos está de ser un campeonato "unplugged", por lo que no habrá margen que permita mezquindad ni especulación. El plan se someterá a una determinación grupal emocionante que solo admite la gloria como corolario. Tibios y displicentes, abstenerse.
Unión demostró a lo largo de su historia que no le teme al precipicio y, aunque a veces camina un poco más lejos del desfiladero, el vértigo no parece ser un problema. Se esperan actuaciones “imperiales” para un torneo tan corto como distinto. A su gente le sobra confianza, esa que en un equipo puede ser el impulso más importante; más que cualquier táctica. El honor y la vergüenza en juego en cada partido para una institución que busca volver a codearse de manera urgente con lo más granado del fútbol criollo.
Se viene un excitante derrotero de cinco cortos meses de duración. La lucha está planteada en términos de fuego y acero. Nadie rehusará semejante desafío. Público, dirigentes y jugadores se deben fundir en idéntica actitud. La institución de la lucha constante participa y se compromete acorde a las circunstancias. No puede ni debe haber amargos ni desentendidos. Nadie debe quedar al margen. El compromiso es de todos. Dentro y fuera de la cancha. La multitud embravecida rezuma orgullo, exuda sentimiento. Faltan pocos días para el debut en San Francisco y la piel ya se eriza sensible como antes, en realidad como siempre. No faltan las miradas traicioneras de los descreídos, los rezos de los desconfiados, las cábalas de los escépticos, y las súplicas y promesas de los más creyentes. Ya cantan y se entusiasman con lo que vendrá. Hay ganas de entonar el mítico himno ancestral que a todos los identifica, que arranca sonrisas y súbitas adhesiones... “A pesar de los años, los momentos vividos yo te sigo alentando, vamos Tate querido”. La exaltación se expresa nítida en todo el pueblo, “…que va a todas partes y lo sigue a muerte”.
Arrancará en pocos días un torneo que será la llave maestra que abrirá las puertas del cielo para cinco… o las del infierno para otros tantos. Desde su castillo de calle Viamonte de Capital Federal, el amo del fútbol doméstico impuso, no propuso, un nuevo campeonato. Tiene costumbre en imponer… y un séquito de lacayos ejecutó rápido con rigurosa reverencia. Se viene un campeonato con “ascensos al por mayor”, generoso hasta la exageración e inexacto como ningún otro certamen. El Tate sabe que no puede ni debe dejar pasar esta oportunidad. A veces la esperanza termina siendo el más exquisito de los castigos o la más irónica de las burlas del destino. Unión y la venganza se vuelven a encontrar con perversa complicidad como en lo históricos 66, 68, 74, 89, 96 y 2011. Es hora de la revancha. Es tiempo de volver a Primera para ya no sentir solamente alivio… sino una gran felicidad.
Atrás del sistema, atrás de Madelón y los jugadores, de los papeles y de las logísticas, atrás de todo y de todos, habrá un jugador invisible, el más importante del equipo y el mayor responsable de que Unión esté entre los cinco mejores de su zona: el deseo de ganar, de ser, de hacer historia, de ascender. Hoy, en este contexto de tamaña expectativa colectiva, es pertinente rescatar la vigencia del orgullo que produce vestir la camiseta rojiblanca. Todos acompañan ese principal y a esta altura único deseo. Es hora de volver Tate. A creer, a ganar, a brillar. Es hora de volver una vez más a primera… ¡¡¡Viejo y glorioso Unión de Santa Fe!!!