Lamentable: según el diccionario de la Real Academia Española, es el adjetivo que infunde tristeza, horror o es digno de llorarse. Los que observamos anoche el arbitraje de Alvarez en River-Colón tenemos este sentimiento. Es cierto que los árbitros pueden equivocarse, pero errores tan garrafales que destruyen ilusiones y corazones no deben repetirse. Una jugada clave pudo torcer el rumbo del partido y el juez falló groseramente. Lo curioso es que nadie vio absolutamente nada salvo él, y eso que la posición del árbitro era buena (la del juez asistente mejor). Aquí cambió la historia. Su decisión incorrecta perjudicó al equipo santafesino y, aunque haya sido su única equivocación, fue letal para las aspiraciones de unos y otros. Injusto, indigno. No lo merecía Colón, no lo merecía River y mucho menos el espectáculo. Bochornoso… alevoso por donde se lo mire.

En nuestro fútbol continúan las imprecisiones arbitrales, las malas decisiones, los fallos inventados que cuestan partidos, campeonatos y pulverizan sueños. Yerros que hasta han generado sospechas sobre la parcialidad de algunos árbitros. Seguro que la historia hubiera sido otra, pero tras tamaño despojo la eliminación quedó sentenciada en los penales, luego de la paridad en los 90 minutos.

La criticable medida destruyó las ilusiones del equipo y de toda la parcialidad rojinegra. El argumento noble y romántico de que el error humano del réferi preserva algún tipo de pureza deportiva o consolida una tradición, está gastado. Y mucho más aún si el Señor de negro te perjudica y te deja vergonzosamente con las manos vacías.

Lamentablemente, estos señores siguen cambiando el destino de los partidos a su antojo y llamativamente favoreciendo a los poderosos. Este inescrupuloso Alvarez, este impresentable error pasará a la historia, sin dudas, como una de las máculas más grandes del arbitraje en la Copa Argentina, aunque por tratarse de un equipo del interior, el tema hoy no será poster central.

¿Quién dijo que en la agradable noche de San Luis no hubo goles? Llamemos a las cosas por su nombre y apellido: Luis Alvarez. Y justamente en el estadio con nombre de goleador riverplatense ("Juan Gilberto Funes"), anoche definió el partido... por eso, nunca creí que fueran necesarios los penales. River ya lo había ganado antes. LAMENTABLE!!!  "Una estafa Millonaria en San Luis"