Lo que hay que saber sobre la vacuna a los adultos mayores contra la neumonía
En EEUU, el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización votó a favor de aplicar a todas las personas, a partir de los 65 años, la vacuna conjugada. Esta herramienta también está disponible en la Argentina.
En agosto de 2014, el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP, según sus siglas en inglés) de los centros para el control y la prevención de enfermedades de los EEUU votó a favor de recomendar a todos los adultos, a partir de los 65 años, la aplicación de rutina de la vacuna antineumocócica conjugada trecevalente (PCV13). Esta previene la neumonía y otras enfermedades causadas por trece tipos de neumococo.
En la Argentina, su uso en personas mayores de 50 se aprobó en 2012.
Una nueva herramienta se suma así a la vacuna polisacárida (PPV23), que desde hace años se utiliza para la aplicación de rutina a los mayores de 65. Ambas inmunizaciones son seguras; pueden administrarse de modo simultáneo con otras vacunas –como la antigripal–, aunque en brazos distintos, y juntas proporcionan una mayor protección contra la neumonía y otras enfermedades neumocócicas.
Por este motivo, ACIP recomienda ahora que las personas mayores que nunca se inmunizaron contra el neumococo reciban primero la vacuna conjugada y, entre 6 y 12 meses después, la polisacárida. La misma consideración es válida cuando se desconocen los antecedentes de vacunación del paciente. En cuanto a los adultos de 65 o más años que ya se vacunaron con PPV23 pero no con PCV13, se aconseja que reciban una dosis de esta última vacuna.
Para emitir sus recomendaciones, los expertos de ACIP se basaron en el estudio CAPITA, que incluyó a 85.000 adultos mayores de 65 años. Esta investigación mostró de manera reciente que la vacuna previene la neumonía adquirida en la comunidad, ya que aquellas personas que la recibieron tuvieron menos episodios de neumonía por neumococo que las no vacunadas.
Infecciones por neumococo
El neumococo es una bacteria que causa diversas enfermedades. Entre ellas, la neumonía, la meningitis y las infecciones generalizadas (sepsis) y de la sangre (bacteriemias) que pueden ser graves, mientras que otras, como la otitis y la sinusitis, resultan más leves y focalizadas.
Con frecuencia, el microorganismo se encuentra en la nariz y en la parte posterior de la garganta. Se transmite por contacto directo, de persona a persona, a través de la saliva y de las secreciones o gotas respiratorias, tanto de las personas enfermas como de los portadores sanos. Los niños menores de cinco años son los portadores más habituales.
El riesgo de padecer enfermedades neumocócicas es mayor para los siguientes grupos de la población:
adultos mayores de 65 años
niños menores de cinco (en especial, los menores de dos),
personas con enfermedades crónicas (del corazón, pulmón o riñón, o diabetes) o condiciones que afectan la inmunidad (VIH, cáncer, tratamiento con medicación inmunosupresora, ausencia o mal funcionamiento del bazo, etc.),
individuos con implante coclear
fumadores o alcohólicos