Independiente le ganó a Quilmes y sueña
El Rojo se impuso por 5-3 en Avellaneda y luego de cuatro años repitió una serie de cuatro victorias en fila. Tres penales y goles agónicos para un encuentro que depositó al elenco de Jorge Almirón como único escolta de River.
Cómo sostener el ritmo triunfal, pese a las fallas y a las intermitencias. Independiente tenía que concentrarse en respaldar las tres victorias consecutivas con un partido convincente, en el que debía sentirse dominador más que dominado. Le costó demasiado y, de a ratos, la pasó mal. Pero qué importa eso ahora si salió adelante con empuje, confianza y puntería. Demostró que no es fácil doblegarle el ánimo y que, pese a las dudas, pudo desahogarse sobre la hora, con la pirueta de Riaño y con la definición de lujo de Mancuello , tras una notable combinación entre Riaño y Montenegro . El 5-3 fue una caricia para los que tanto sufrieron hace poco. Demasiado poco.En aquel desafío personal Independiente empezó en desventaja. Quedó abajo por una falla defensiva, una de las tantas que tuvo en los últimos partidos, en un intento de achique. Sarmiento quebró las líneas y, en el mano a mano con el Ruso Rodríguez , definió con fuerza.Almirón hizo que los cambios en la formación se volvieran habituales. En este caso fueron los ingresos de Riaño por Penco, el hombre de los goles importantes, y de Vallés por Rodrigo Gómez. No se vieron mayores mejorías en la fluidez del juego ni en la solvencia en los últimos tramos. Los movimientos fueron esforzados y casi nada tuvieron de mecánicos.Independiente encontró el alivio en una rectificación de un fallo de Echenique, por un llamado del asistente Scime. El árbitro escuchó al línea y cobró penal por una violenta jugada de Carli ante Lucero. El defensor trató de rechazar, pero pateó en la cara al atacante. El tiro del Ruso Rodríguez fue lo más preciso de Independiente en la primera parte. Aunque limitado, Quilmes ofreció resistencia. El previsible argumento de los cerveceros le trajo demasiados inconvenientes al conjunto de Avellaneda, sin inventiva ni desequilibrio.