La muerte del coronel libio Muamar Gadafi y del jefe de al Qaeda, Osama bin Laden, además del final de la guerra en Irak, son "poderosos recordatorios" de la renovación del "liderazgo estadounidense en el mundo", afirmó el presidente Barack Obama.

"Me llenó de orgullo anunciar que, según lo prometido, el resto de nuestras tropas en Irak regresarán a casa para finales de este año", dijo Obama durante su habitual discurso radial y en video de los sábados.

"Y en Libia -añadió-, la muerte de Kadafi demostró que nuestro papel en la protección del pueblo libio, y en ayudarles a liberarse de un tirano, era lo correcto".

Obama anunció el viernes que, después de fracasar en conseguir un acuerdo de inmunidad para dejar en Irak una fuerza residual de alrededor de 5.000 militares, el Pentágono retirará antes de fin de año a prácticamente todos sus soldados del país ocupado en el 2003.

Esta semana Obama también celebró la caída de Gadafi, a manos del movimiento de rebeldes que contó con el apoyo militar de Estados Unidos y sus socios en la OTAN.

"Estos éxitos son parte de una historia más amplia", continuó Obama, según el cual "después de una década de guerra, estamos dando vuelta a la página y seguimos adelante, con fuerza y "seguridad en nosotros mismos".

El presidente propuso "poner esto en perspectiva" y recordó que, cuando asumió el cargo, "más o menos 180.000 soldados estaban desplegados" en las guerras de Irak y Afganistán.

"A finales de este año esa cifra se reducirá a la mitad, y un número creciente de nuestros efectivos militares seguirá regresando a casa", indicó.

Obama destacó que, "a medida que ponemos fin a estas guerras, nos estamos enfocando en nuestro mayor reto como nación: la reestructuración de nuestra economía y la recuperación de nuestra solidez dentro del país".

"Durante la última década, gastamos un billón de dólares en la guerra, adquirimos enormes préstamos de países extranjeros e invertimos muy poco en la mayor fuente de nuestra fortaleza nacional: nuestra gente'', dijo el presidente.