El dilema de Cristina entre el dólar y la inflación a partir del lunes
El crecimiento acumulado deja cierto margen. Pero la crisis mundial, la fuga de capitales y el retraso del tipo de cambio acortan los tiempos para tomar medidas. Arrancan el lunes 60 días claves para delinear el escenario económico futuro.
Nada volverá a ser igual ¿O sí? Todo indica que el lunes arranca un nuevo mandato kirchnerista, que contará el domingo en las urnas con la economía como su principal aliado. Boom de consumo, desendeudamiento, crecimiento a tasas chinas, caída del desempleo, superávit comercial y disminución de la pobreza conforman el coctail económico del primer mandato de Cristina. También inflación de dos dígitos, intervención al Indec, fuga de capitales récord y desplome del stock ganadero, entre otros.
Lo cierto es que “la economía del día después” muestras dos caras. La foto es positiva con casi u$s 48.000 millones en las reservas, el desempleo a 7,2%; el crecimiento económico acumulado, la reindustrialización, o inclusive el impacto de políticas como la asignación universal por hijo sobre los sectores vulnerables.
Pero a los analistas les inquieta “la película”. Aunque hay margen para hacer el famoso “service” al modelo, la duda es si en el Gobierno lo creen necesario. Y si están dispuestos a realizarlo. Los próximos 60 días serán clave para develar esta incógnita que se repite entre empresarios.
La crisis internacional y su posible impacto en la economía local acorta los tiempos para cualquier corrección en carpeta. El precio de la soja ya no parece en ascenso infinito y la fuga de capitales marcará este año un récord histórico en torno a los u$s 18.000 millones. En rigor, se trata de una dolarización de portafolios (ahora a razón de u$s 3.000 millones mensuales), que presiona al alza el tipo de cambio, mientras que la inflación (instalada hace más de 24 meses en torno al 22% interanual) erosiona la competitividad de las exportaciones.
El dilema inmediato que enfrentará Cristina en sus primeros meses del nuevo mandato es sencillo: si opta por mantener la competitividad y desliza el tipo de cambio corre el riesgo de recalentar la de por sí elevada inflación (y la fuga de capitales en el corto plazo). Si elige, como hasta ahora, planchar el dólar podría frenar la inflación en torno al 20%, pero a riesgo de acelerar el deterioro de la balanza comercial y secar la plaza de divisas, ya amenazada por la caída de la soja y la incipiente desaleración de Brasil, pese a las crecientes restricciones para importar y los esfuerzos por sustituir las compras externas. Prueba de este deterioro en el frente externo y la salida de fondos es que las reservas del BCRA cayeron más de u$s 4.000 millones (8%) en los últimos 90 días. Desde los u$s 52.000 millones de mediados de julio a los u$s 47.821 millones de ayer. Aunque Mercedes Marcó del Pont hace malabares para lograr lo imposible: controlar las tasas, el tipo de cambio y la oferta de dinero al mismo tiempo (lo que en la literatura económica se conoce como “trilema monetario” o “trinidad imposible”).
La pregunta del millón para cualquier empresario es ¿qué sectores serán los “ganadores” del nuevo período K. Si alguien le dice que lo sabe, desconfíe. Pero en tren de pronósticos, vale mirar hacia atrás. Según informe elaborado por la sociedad de bolsa Criteria, los mayores beneficiarios del primer mandato de Cristina fueron los sectores de “transporte y comunicaciones”, bancos (“intermediación financiera”) y “servicios sociales y salud”. Todos incrementaron sus ganancias en más del 300% entre 2007 y 2011, según el pago de impuesto a las Ganancias. Otros rubros como construcción, agro, real state, y comercio obtuvieron utilidades superiores al 100%.
Mientras tanto, el ministro de Economía Amado Boudou dejará su puesto para ocupar la vicepresidencia. Curiosamente sin haber resuelto los dos temas que marcaron su agenda al asumir en el Palacio de Hacienda: la situación del Indec y el Club de París. Con respecto al primero, ganó tiempo sólo nucleando a un grupo de prestigiosas universidades que llegaron a la esperable conclusión de que se manipula la inflación. Sobre el segundo, aunque prometió en reiteradas oportunidades que el default con el Club estaría resuelto antes de la elección, el acuerdo nunca llegó. Y hoy –con EE.UU. dominado por los republicanos y votando contra los préstamos al país– parece más lejano que aún.
¿Débora Giorgi, Diego Bossio, Hernán Lorenzino o Roberto Feletti? Entre estos nombres parece estar el sucesor del candidato a vicepresidente del FPV. Aunque en el kirchnerismo hace rato que la política económica dejó de ser un tema exclusivo de quién ocupe el Palacio de Hacienda. Más con una cartera económica desgranada en otros ministerios, como Agricultura, Industria y Planificación. Y con otros organismo con igual o más poder, como la ANSeS o el BCRA. Del actual equipo económico poco quedará. Boudou va a la Rosada, Feletti en principio al Congreso y Lorenzino tiene su suerte atada a la influencia de Boudou sobre la Presidenta. El que ya avisó que cierra su ciclo en la función pública es el histórico secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa, un leal a Néstor Kirchner que a diario le llevaba las cuentas “de almacenero” al ex presidente