"Otro mamarracho de la AFA... y van", por Gustavo Mazzi

 Fue otro martes grotesco en AFA. Repleto de mezquindades y maniobras desleales. Nada que no hubiera pasado antes con Grondona a la cabeza, sólo que por repetido, al menos a mi no deja de asquearme. Nunca se había revelado tan claramente el desdén, la descortesía y falta de solidaridad de unos con otros. La muerte del "patriarca" envalentonó a más de uno. La razón sigue perdiendo por goleada. El lado oscuro de cada uno de los actores de esta obra de terror salió a la luz una vez más.

La política del parche oportunista casi acumula otro fracaso. Aunque habrá que esperar porque todavía siguen cocinando lo que parecía estar “al dente”. Ayer al menos se aseguró que no se cambiarán las reglas en medio del juego. Se mantiene el torneo de 30 equipos para el 2015. Hoy en el Nacional B se lucha a brazo partido por un lugar de privilegio en la elite del fútbol nacional. Hubiese sido un error y un horror no continuar por el camino que se trazó antes de iniciarse esta temporada. Claro que faltan definir un montón de otras cuestiones de fondo. La forma de disputa del nuevo certamen. Los ascensos y descensos en todas la categorías; y hasta cuándo se pone en marcha el nuevo engranaje, quedó postergado para el próximo cónclave.

Sin dudas que lo más importante por resolver está vinculado al reparto de dinero. Es ahí donde los “clubes buitres” prometen una contienda a sangre fría con sus “enemigos íntimos” por los fondos del Estado en el reparto de los derechos de TV. La lucha ya se plantea impiadosa, encarnizada y hasta desleal, entre grandes y chicos, entre clubes de “primera” y los “ascendidos”. Siempre al amparo de justificativos tan difusos como impunes y vergonzosos.

“Hubo un tiempo que fue hermoso”. Pareciera que nadie se da cuenta o no quiere darse cuenta que por este camino, al fútbol le están haciendo escribir su propia canción de defunción, si se pierden de vista los intereses deportivos, o quedan sometidos a los comerciales y de poder. Es que con el tiempo, hasta los negocios y el poder se derrumban, aunque en este nuevo “sálvese quien pueda”, a nadie le importe el futuro.

Hay dos cuestiones que los burócratas del gran negocio, de la industria y de la política vinculados a la pelota, jamás deberían descuidar: por un lado, evitar cualquier episodio o decisión que pudiera dañar el producto. Por otro, proteger al público, respetarlo, considerarlo como consumidor. Es de vital importancia proveerle comodidades y garantías. No sólo pensar en el dinero muchas veces obsceno que recaudan para seguir estancados y endeudados.

Será que cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto, y así tenemos la pasión cada vez más dividida y violenta. Con diferencias ordinarias de todo tipo. Esas que van desde la irracional disputa entre los mismos dirigentes por la forma de diagramar un torneo, hasta la demencial y criminal manera que tienen las barras de tratar a un rival sólo porque se identifica con los colores de otra divisa.

La liga local vive expuesta a descuidos y desatinos. Resulta sospechoso, inoportuno, desprolijo, inentendible y disparatado contemplar los mamarrachos constantes y varias lecturas desafortunadas de los clubes, serviles laderos de la inoperancia, la mezquindad y la negligencia.

“Hubo un tiempo que fue hermoso ...". El fútbol argentino se aferra cada vez con mayor ahínco a aquella letra de Sui Generis, que podría denominarse "Canción para su muerte". El daño estructural ha quedado como nunca en la superficie de una actividad que patea sus escombros. Proteger el escenario y el producto no aparece como prioridad. El dinero lo es todo para los amos de la pelota, y cuándo solo importa recaudar, lo demás está a la vista.