Ledesma: "De ahora en más, todo lo que viva será banal"

"Olé, olé, olé, Mario, Mario", gritaban los 3.000 hinchas argentinos que se hacían notar en la marea negra de Eden Park. Iban 29 minutos del segundo tiempo y el partido ya estaba definido a favor de los All Blacks. Mario Ledesma salió caminando de la cancha para ser reemplazado por Creevy. Masticaba algo de bronca, seguramente por el resultado adverso, pero nada podía empañarle el cierre de una gran carrera. Fue su último partido, en Eden Park, por los cuartos de final de un Mundial y ante Nueva Zelanda. El hooker, de 38 años, le puso punto final a sus días como rugbier en un escenario especial. Luego, pudo compartir un momento con sus padres y su hermano Pedro. Ya no logró contener las lágrimas, esas lágrimas de un gladiador que se despide, a quien mientras charlaba con la prensa en zona mixta más de un vez se le enrojecieron los ojos de emoción.

"Se me vienen a la cabeza un montón de cosas. Fue un privilegio y una felicidad enorme jugar tanto tiempo para los Pumas. La verdad es que mi sueño de chiquito lo pasé hace seis años. Todo lo que viví estuvo más allá de lo que esperaba. Jugar a los 38 años un cuarto de final de un Mundial contra los All Blacks y estar tan cerca de dar el batacazo hasta los 55 minutos es una alegría enorme. Todo lo que viva de acá en adelante será banal, después de lo que viví en los últimos 16 años", dijo Ledesma y contó más sensaciones de la noche final: "Me emocioné cuando corearon mi nombre. Está muy bueno, es un reconocimiento que me da mucha alegría. Viví algo muy lindo en el vestuario también". Mario, además, dio una vuelta olímpica con sus compañeros al terminar el match: "Hubiera dado veinte".

Cuatro mundiales, 16 años vistiendo la camiseta de los Pumas, 83 partidos en el seleccionado y el récord máximo de presencias, con 18 encuentros, de un jugador argentino en mundiales. Esos son algunos números de la carrera de Ledesma en los Pumas. Es uno de los tres jugadores, junto a Felipe Contepomi y Martín Scelzo, que disputó los tres mundiales en los que la Argentina superó la primera rueda (Gales 1999, Francia 2007 y Nueva Zelanda (2011). También estuvo en Australia 2003. En total, logró 15 puntos con la camiseta nacional.

"Estoy contento por el partido que jugamos, orgulloso por todo lo que dieron los chicos adentro de la cancha y por lo que yo di. Me propuse dar todo en este Mundial. Me preparé como nunca lo había hecho. Todas las mañanas me levantaba pensando si estaba a la altura de este Mundial, si podía ser el hooker de los Pumas. Hoy, estoy bastante contento", señaló Mario. "Voy a extrañar todo. Las charlas, los entrenamientos, los vestuarios, lo que leés en los ojos de los jugadores adentro y afuera de la cancha. Me tocaron vivir muchas más cosas lindas que feas en este equipo y las feas nos sirvieron para lo que vino después también. Fue un camino espectacular", continuó.

En la jornada de hoy, Mario estableció otra marca. Se convirtió en el cuarto jugador con más presencias en mundiales, con 18 partidos y es el hooker con mayor cantidad de encuentros en la historia de este certamen junto al francés Raphaël Ibañez y quedó por detrás de Jason Leonard (Inglaterra, 22), George Gregan (Australia, 20), Mike Catt (Inglaterra, 19) y Jonny Wilkinson (Inglaterra, 19), entre los que más jugaron en copas del mundo.

Ante los All Blacks, dejó todo una vez más. Se entregó al máximo como siempre en cada pelota y mostró que no quería dejar pasar la oportunidad. En este Mundial, jugó desde el inicio todos los partidos del seleccionado y debió salir cuando el cuerpo le pasaba factura, pero siempre estuvo y disfrutó el certamen al máximo. Para Ledesma, acaba de cerrarse su carrera como jugador, tras surgir en Curupayti y jugar en el rugby francés en Clermont, Castres y Narbonne. Su trayectoria en clubes la concluyó en Clermont y se sumará en los próximos días al staff de entrenadores de Stade Français. "No sé cómo se siente como entrenador, pero no hay nada más lindo que jugar y todos los que me entrenaron me dicen siempre eso. Si fuera por mí, jugaría hasta que no me den más las patas". Fue el adiós de Marito.