Juguetes y recipientes de plástico: los riesgos a la salud

  Mamaderas de plástico, juguetes para bebés, artículos medicinales, productos para transportar y almacenar alimentos o latas de conserva, pueden contener bisfenol A. Se trata de un compuesto químico que, en determinadas condiciones y cantidades, puede resultar altamente perjudicial para la salud humana (se abrevia “BPA”, ya que en inglés se escribe “Bisphenol A”). Para saber concretamente cuáles son los objetos con BPA que deben evitarse, en qué circunstancias, o las medidas de prevención para que su uso no entrañe riesgos, Diario UNO de Santa Fe dialogó con el doctor Enrique Luque, director del Instituto de Salud y Ambiente del Litoral (ISAL) de la UNLConicet, que funciona en la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas. Luque y su equipo de investigadores son referentes internacionales en la temática. Sus hallazgos han servido de base en muchos países para establecer normativas específicas para regular el uso de este compuesto. Inicialmente, y en relación al químico, el reconocido investigador local explicó: “El BPA provoca una contaminación particular que podemos definir como aquella «que no se ve», porque sus efectos se manifiestan a largo plazo. Es la que hemos estado investigando durante muchos años y puede ser la responsable del aumento de la incidencia de cáncer, problemas de fertilidad, problemas metabólicos y de obesidad”. —¿Cuáles son los resultados de sus investigaciones en relación al BPA? —Entre algunos de los que hemos obtenido –y uno de los más difundidos–, es el de las mamaderas de policarbonato para los bebés que liberan a la leche, justamente, bifenol A. Este tiene acción estrogénica (estimula la producción de estrógenos, un tipo de hormonas) y por ello está clasificado como un perturbador endócrino. Ingresando al organismo del bebé, el químico puede poner en riesgos su salud cuando es adulto. Nuestros hallazgos, junto al de otros investigadores, han permitido que hoy se tomen medidas de prevención en relación al BPA.—¿Cómo afecta al organismo? —Cuando se expone al BPA a un bebé que está en el útero, o durante los primeros meses de vida, se genera una “marca” en sus tejidos que puede traducirse en lesiones neoplásicas (producto de la multiplicación o crecimiento anormal de células en un tejido del organismo, que puede derivar en tumores) cuando es adulto. Ya en 2005, teníamos evidencias científicas que demostraban, en modelos animales, que la exposición durante el desarrollo al BPA podía ser perjudicial para la salud humana. Nuestros trabajos fueron tomados en cuenta cuando en los Estados Unidos, Canadá y en Europa se reglamentó el uso de mamaderas de plástico con bisfenol A. Allí se obliga a los fabricantes a que mencionen si la mamadera contiene el químico, de manera que el consumidor pueda elegir con libertad usarlas o no.—¿Qué enfermedades podría provocar? —La exposición al BPA durante el desarrollo puede predisponer al cáncer de mama, cáncer de próstata y cáncer de endometrio. También puede provocar problemas de fertilidad, metabólicos y/o obesidad. Todas son patologías cuya incidencia aumenta a nivel mundial y no se tiene una causa clara de este incremento.Lo fundamental es leer el rótulo—¿Cómo sabemos si un objeto tiene BPA? —En el caso de los biberones hay que leer el rótulo y corroborar de qué material están fabricados. Si aparece el policarbonato en su composición, entonces tiene bisfenol A. Como dijimos antes, el fabricante debería tener la obligación de certificar esto.—¿Y en productos que se usan para almacenar o transportar alimentos, como podría ser el Tupperware, aunque hay muchas otras? —Mire. Los fabricantes de plástico deberían estar obligados a decir si contienen BPA o no. Desconozco cuál marca y/o tipo de plástico lo contiene: No es parte de nuestro trabajo de investigación. Nosotros estudiamos el efecto de los químicos sobre la salud. Compete al Estado y a sus órganos regulatorios legislar sobre estos asuntos. Además, el control de la ciudadanía es fundamental. Y es importante destacar que el BPA está presente también en las pinturas que usan las latas de conserva, en pegamentos domésticos, aislantes eléctricos, caños para agua, recipientes para almacenar el vino, en la tinta de los ticket de supermercados y comercios. Un dato: Cuando se midió la concentración de BPA en la orina de cajeras de supermercado se encontró mayor cantidad de este químico que en otros individuos. Esto supone un riesgo mayor ya que, en el caso que decidan tener hijos, durante el embarazo se puede transferir al feto este tóxico. Y si luego el niño es alimentado con un biberón que contenga BPA, el riesgo se incrementa aún más. Para morder y jugar Consultado luego Enrique Luque sobre si los juguetes para los niños pueden contener Bisfenol, diferenció: “Hay dos grandes grupos de plásticos: los duros del tipo de los policarbonatos que contienen BPA, y los blandos que contienen ftalatos. Los ftalatos, al igual que el BPA, tienen un efecto hormonal estrogénico y comportan un riesgo para la salud”. Y concluyó: “El problema es que algunos objetos de plástico blando como chupetes, mordillos y otros que se llevan a la boca tienen ftalatos, que se utilizan para otorgarle flexibilidad a estos artículos”. Ahora bien, el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) establece “condiciones para la fabricación, importación, exportación y comercialización de artículos de puericultura y juguetes que deben ser libres de ftalatos (...) tóxicos para la reproducción y/o perturbaciones endocrinas”, según se lee en www.inti.gob.ar.En la placenta y en la leche Enrique Luque explicó que el BPA está presente en los sellantes odontólogicos, por lo que las mujeres que esperan un bebé deberían evitar estar en contacto con esos productos por el tiempo que duren el embarazo y la lactancia, para no transferirle el químico. El compuesto atraviesa la placenta y también se transmite por la leche materna. “Como se puede observar –recapituló el investigador–, el BPA está en innumerables objetos. Se demostró qué el 95 por ciento de la población tiene este químico en su organismo, aunque en los adultos no se ha probado que suponga algún riesgo”.—¿El calor aumenta la cantidad de BPA que se trasmite? —Sí. Aunque hay que aclarar que esto es un efecto del calor y no del microondas, porque suele haber confusión sobre eso. Tanto si calentamos a baño María o con microondas, el calor aumenta la transferencia del BPA hacia el líquido o el contenido. Lo mismo ocurre con las latas de conserva con pintura epoxi: cuando reciben calor durante el transporte o en donde se almacenan. Esto se agrava en el verano porque las altas temperaturas aumentan la migración del químico al contenido. Las mujeres embarazadas también deben evitar consumir enlatados