"La dolorosa decadencia del fútbol que nos parió"

Si después de tan salvaje agresión, cuatro días más tarde no hay nadie detenido...

Si después de violar el reglamento con un drone sobrevolando la cabeza de los jugadores, con dirigentes entrando a la cancha, con jugadores poco solidarios con sus colegas y “amables” con los barras bravas a quién le dedicaron un “honroso” saludo de despedida...

Si después que cientos de hinchas se hicieron los distraídos para evitar el escándalo y fueron cómplices del delito...

Si después de ver futbolistas lastimados; un referente “criterioso” del fútbol nacional como Menotti dice “si los jugadores están parados pueden jugar, no están muertos”... 

Si después de semejante bochorno mundial la sanción es sólo el partido finalizado y cerrar la Bombonera un par de veces...

Si después de tamaño papelón, la pena para uno de los clubes más poderosos del mundo es pagar 200 mil dólares, que Angelici imagino pudo abonar en el mismo momento en caja, sacando la plata de su billetera...

Si después de todo, estas son las medidas “ejemplares” y “duras” que pidió FIFA y aplicaron la Conmebol y AFA, la “guerra” de la que habló Ponzio luego del partido está perdida! 

Perdimos llevando hinchas al Mundial de Sudáfrica... 
Perdimos ponderando a los que están detrás del arco subidos al paravalanchas... 
Perdimos el día que descendió River y el fútbol se transformó en el absurdo “todo vale” dentro y fuera de la cancha... 
Perdimos cuando en el mismísimo Monumental mataron a un hincha y suspendieron un sector del estadio... 
Perdimos cuando solo aplicamos la ley si se trata de clubes “chicos”: Laferrere, Almirante Brown o Chicago...  
Perdimos dejando afuera a los visitantes por no poder controlar los perfectamente identificados barras...
Perdimos cuando en un estadio se pasó la marcha fúnebre por el descenso del equipo rival.

Y seguimos perdiendo, en cada cancha, cuando los dirigentes legitiman la entrega de entradas de favor y las dádivas para los delincuentes...
Perdemos cuando dejamos en manos de extraños la recaudación del estacionamiento el día del partido, o se solventan viajes al exterior para que los “muchachos” acompañen al equipo...
Perdemos cuando se ceden tickets a ciertos personajes el día que se alquiló el estadio para algún evento...
Y también perdemos cuando esas mismas “sucias” manos se quedan con el comercio ambulante dentro de las propias instalaciones del club, y hasta con un porcentaje de los montos que ingresan por la transferencia de un futbolista...

Eliminado de la Copa: Sancionaron a Boca, perdió el fútbol, no ganó River. Nada para festejar…

Lo sucedido el jueves fue triste. Todo lo que vimos y se escuchó después, agigantó la
degradación. Nada para festejar…

Un idiota, de los que nunca falta, prendió la mecha y luego, miles de inútiles avivaron el fuego alentando un resultado que los beneficiara. De los dos lados. Vergonzante y desdeñable actitud. Nada para festejar…

Faltó una vez más valentía, respeto. Será que nadie tiene la autoridad moral que da la nobleza dentro de un ambiente cada vez más contaminado, violento... cada vez más mezquino. No es sólo Boca. Esta vez fue Boca. En el 2011 fue River, perdiendo la categoría en cada uno de los actos que precedieron el descenso al Nacional B, aunque merecía bajar un par de escalones más. Nada para festejar…

El fútbol argentino escribió una de las páginas más dolorosas de su historia. ¿Alguien se atreve a festejar? Celebrar una clasificación o la eliminación del contrario es tan miserable como quien el jueves le tiró gas pimienta a los jugadores y nos lastimó a todos. Nada para festejar…

Aunque los “Millonarios” estén en Cuartos de Final de la Libertadores, el jueves perdió por goleada el fútbol. Perdimos todos. No confundamos más folclore y pasión con violencia y negocio.

Basta de justificaciones absurdas y de excusas sórdidas. Basta de complicidad con los delincuentes, dentro y fuera de la cancha. Basta de la increíble impunidad televisada en vivo y en directo para todo el mundo.

Señores, esta vez no hay nada para festejar… porque hace rato estamos perdidos. Dirigentes, jugadores, hinchas, periodistas, barras... todos, estamos en el mismo lodo cada vez más manoseado. Es la más dolorosa decadencia del fútbol que nos parió... aunque el show deba continuar.