Estadio Azteca, ciudad de México. Domingo 29 de junio. Argentina juega la final de la XIII Copa del Mundo ante Alemania, que venía de ser subcampeón en España 82. Para la Selección juega Diego Armando Maradona, quien entonces ya había hecho suyo, para siempre, el mejor gol de la historia de los mundiales. Nadie pudo superar hasta hoy el segundo gol a Inglaterra en los cuartos de final. Quizá jamás suceda.

Llegó a México un equipo argentino envuelto en críticas. Jugaba mal, decían. Si hasta se habló de un intento desestabilizador del gobierno nacional con un objetivo preciso: Carlos Bilardo. El "Doctor", sin embargo, se mantuvo firme. Lo respaldaba la joya más preciada: Diego Armando Maradona.

Argentina fue al Grupo A con Italia, Bulgaria y Corea del Sur y terminó primera en la zona con 5 puntos producto de dos triunfos y un empate. Diego movía los hilos del equipo, jugaba tanto como le pegaban, pero se levantaba y hacía suspirar a todos con cada movimiento. Un relator ingles, que venía de sufrir en cuartos la Mano de Dios y el mejor gol de todos los tiempos, dijo tras el segundo tanto del "10" a Bélgica en semifinales: "Ahí está Maradona, el hombre que todo lo puede".

Argentina en la final ya era cosa juzgada. El 29 de junio salieron al Estadio Azteca Nery Pumpido, José Luis Cuciuffo, José Luis Brown, Oscar Ruggeri, Julio Olarticoechea, Ricardo Giusti, Sergio Batista, Héctor Enrique, Jorge Burruchaga, Diego Maradona y Jorge Valdano. Los 11 jugaron los 90 y recién allí, en tiempo cumplido, Marcelo Trobbiani reemplazó a "Burru", el autor del gol del triunfo, del título, de la consagración como campeones del mundo.

El equipo de Bilardo finalizó ese campeonato con Diego Maradona como segundo máximo goleador con 5 tantos, sólo por detrás del inglés Gary Lineker, con 6. Fue la segunda Copa del Mundo para la Selección tras la conquista en Argentina 1978. Desde entonces nunca más se pudo repetir la hazaña.