"Messi, el perfecto antihéroe en un mundo de ególatras" por G.Mazzi

La opinión de Gustavo Turco Mazzi sobre el mejor futbolista del mundo en exclusivo para este portal de noticias de Radio Universidad.

Doctorado como eximio pasador, su pincel trazó simétricamente el recorrido de una blanca bola que impactó en la red adversaria una y otra vez. En la semifinal de la Copa América volvió a ser el mejor en su improvisado rol de “actor de reparto”, siendo que él es siempre el protagonista principal. No estuvo en el remate de cada escena y aún así, el público lo ovacionó como al mejor. En su intuición, incluso, en lo que pasa a su alrededor, está el secreto de su excelencia en la interpretación del juego.

El muchacho de mirada perdida es capaz de anticiparle al director un cambio. Es solidario con el compañero sin temor alguno en convertir al otro en figura. Es seguro de sí mismo como pocos en un ámbito de tantas presiones. Actúa , luce y hace lucir al resto. Es discreto, humilde, generoso… ¿Qué más?

Alguna vez Maradona y un grupo de jugadores amagaron con sindicalizar el fútbol global. Señores, Messi es un futbolista “gremial”. Es corporativo sin declamaciones ni grandes estridencias. Tiene luz propia e ilumina a los demás. Y para colmo, nunca exagera, jamás se muestra ostentoso de su obra. Todo lo contrario. Su sobrada capacidad no necesita ninguna grandilocuencia. Entienden el por qué hablo de un verdadero “sindicalista” de la pelota. Con Messi, lo subjetivo se volvió objetivo... salvo para los detractores de siempre.

En "La Pulga", no hay torneo, partido, jugada, ni tiempo para descansar. Ni tiene un milímetro para recostarse en sus logros. Nadie se lo permite y como tampoco él mismo se lo permite, es que no para. Es un ejemplo de trabajador constante en este pomposo oficio de jugar a la pelota, con la dolorosa mochila de estar obligado a ganar siempre.

Si hasta por su ilimitada brillantez muchos olvidaron que se destaca en un deporte de equipo y sólo posan sus ojos en él, como si se tratara de un juego de “uno contra todos” o de “él contra los demás”, que no siempre son once.

Sentirse cómodo con lo que sabe y le da éxito no le gusta y hasta lo puede aburrir. El rosarino evoluciona, no tanto por ambición, sino porque no puede evitarlo ni un segundo. No hay contratos, ni vacaciones, ni lesiones que condicionen su presencia. El está siempre por delante de todos… ¡eso es liderar! y no arengar a los gritos ante las cámaras de TV. Porque Messi lidera con sus actitudes y no con la palabra.

Su fútbol se parece a la descripción de su historia de vida. Se armó de “abajo”, desde esa simplicidad que nunca abandonó. Es que Messi sigue reservando espacios centrales para jugadores cuyas virtudes se asocian a lo sencillo más que a lo extravagante. Messi no elige el rol en función de la confortabilidad personal, sino que lo hace a partir de las necesidades del grupo. Para que un equipo sea competitivo todos tienen que renunciar a una parte de su individualidad. Y ante Paraguay una vez más el crack argentino dio ese ejemplo. Eso es liderar!

En el reino de la cultura de la pelota celebramos con vítores el reencuentro del fútbol asociado. Y por suerte la Selección Argentina acaparó otra vez la atención de un exaltado planeta redondo. El recital albiceleste ante los guaraníes venció por goleada a los apologistas del fútbol como sinonimia de sangre, sudor y lágrimas. Su concierto en el estadio de Concepción, contó con el aplauso de pié de los amantes de la pelota. No esperemos el título, para celebrar que estamos recuperando nuestro estilo.

Sigamos apoyando esta idea de jugar a la pelota con dignidad, elegancia y virtuosismo, por encima del desenlace de la final de la Copa. No dejemos para mañana, lo que podamos festejar hoy. Todo por obra y gracia de un diminuto atrevido de mirada tímida y poca expresión. Acaso porque Messi es un perfecto antihéroe en un mundo de ególatras.