Fin de semana negro para las letras santafesinas
El viernes pasado falleció Edgardo Russo, quien fue titular de Ediciones UNL. En tanto, el sábado murió a los 88 años el poeta Hugo Gola.
El viernes, a media mañana, la página de Facebook de El Cuenco de Plata informó que Edgardo Russo, su director editorial, había muerto, aparentemente de un problema cardíaco, a los 66 años. Poeta antes que nada, pero también editor finísimo, traductor y narrador, Russo murió, literalmente, trabajando y, de hecho, lo encontraron en las oficinas de la editorial.
Había nacido en Santa Fe en 1949 y, ya en 1988, empezó su tarea en el mundo de la edición en el centro de publicaciones de la Universidad del Litoral. Más adelante, instalado ya en Buenos Aires, dirigió colecciones en Espasa Calpe y El Ateneo. Hacia 1999, estuvo en el origen de Adriana Hidalgo editora. Hasta su partida, en 2002, publicó libros de Leónidas Lamborghini (entre ellos El jardín de los poetas y Carroña, última forma), Marosa Di Giorgio (Los papeles salvajes), Witold Gombrowicz (Diario argentino) y Sei Shonagon (El libro de almohada), Juan José Hernández y Diana Bellessi.
En tanto, el sábado falleció a los 88 años Hugo Gola. La obra de Gola debe ser pensada en relación con Juan L. Ortiz y con Juan José Saer, pero en realidad no había ninguna imitación del primero, tan admirado y, en cuanto al segundo, hubo más bien una influencia. El propio Gola explicó esa relación que no tenía que ver sólo "con el vínculo creado por una corriente afectiva. Siempre fue también un conjunto de afinidades vinculadas a los gustos, a las ideas, a las convicciones".
Gola fue profesor de Literatura en el Instituto del Profesorado de la Universidad Nacional del Litoral y en el Instituto de Cinematografía de la misma universidad. En 1975 se exilió en Londres y al año siguiente se radicó en México. Su vínculo con ese país fue intenso y el secretario de Cultura de la Ciudad de México, Eduardo Vázquez Martín, lamentó ayer la muerte del poeta, a quien recordó por su trabajo como director de la revista Poesía y poética. En 1986 retornó a la Argentina, pero tres años después volvió a México, donde se quedó hasta 2011.
Veinticinco poemas, su primer libro, es de 1961, y en 2004 apareció su obra reunida con el título de Filtraciones, que incluía versos como estos: "Aquello que no se puede/ aquello que no es posible/ aquello que nadie puede/precisamente/ aquello que ya no puedo/ ni tú puedes/ni él/ aquello/precisamente/ que no puede nadie/ ni hoy/ ni nunca/ precisamente aquello/ aquello es/precisamente/precisamente".