Rosacea: Un estudio sugiere causas genéticas y estilo de vida por partes iguales

Millones de personas afectadas, se preguntan qué los llevó a desarrollar esta enfermedad crónica de la piel . Una nueva investigación sugiere que la razón es mitad ambiental y mitad genética.

Los hallazgos del estudio, publicados recientemente en JAMA, la revista de la Asociación Médica Americana proponen dos factores igualmente repartidos. Por el lado ambiental, la exposición al sol es el factor clave; aunque la obesidad, el alcohol y la enfermedad cardíaca también parecen aumentar el riesgo. La otra media cuota de causa la tiene la predisposición genética.

“Cincuenta y cincuenta no es sorpresa total viéndolo en retrospectiva”, dijo el autor del estudio, el Dr. Daniel Popkin, profesor asistente de dermatología en la Case Western Reserve University en Cleveland (USA). Y agregó: “Ahora y por primera vez, tenemos una fuerte evidencia que existe una clara contribución genética”

Si usted tiene un fuerte historial familiar de rosácea, “debería prestar más atención a los factores ambientales, y la búsqueda de consejo médico puede ayudar mucho”, dijo.

“Los modos de vida sin duda pueden atenuar la gravedad de la enfermedad”, señaló Popkin, y el uso de protección solar es su recomendación número uno.

La Sociedad Nacional de Rosácea estima que más de 16 millones de personas, sólo en Estados Unidos, sufren de la enfermedad. El ex presidente Bill Clinton está entre ellos.

Con la rosácea, los pacientes suelen experimentar enrojecimiento facial, golpes, pústulas, vasos sanguíneos visibles y ojos llorosos. Tratamientos dermatológicos, incluyendo medicamentos para la piel y la terapia con láser, pueden ayudar a controlar el enrojecimiento, pero no existe una cura real.

No controlada, la enfermedad puede empeorar y disminuir la calidad de vida de una persona; fundamentalmente y las encuestas lo revelan, nueve de cada 10 pacientes sufren pérdida de la autoestima, dicen en la Sociedad Nacional de Rosácea.

Los esfuerzos para dar en el clavo con la causa de la rosácea han demostrado que es un objetivo difícil de alcanzar. Para tener una mejor idea de cuánto contribuye la naturaleza y cuánto el estilo de vida, Popkin y sus colegas se centraron en 275 pares de gemelos.

Los gemelos, a menudo son objeto de investigaciones genéticas, dada la capacidad de comparar pares idénticos, que comparten el cien por ciento de su composición genética y los mellizos que solo comparten la mitad -observó el equipo de investigación-.

En este caso, se seleccionaron 233 pares de gemelos idénticos y 42 pares de mellizos. Todos tenían entre 18 y 80 años de edad, y la mayoría eran de Ohio, Pensilvania y el noreste de Estados Unidos.

Todos los participantes completaron las encuestas de estilo de vida y antecedentes clínicos, y se les realizó el cribado dermatológico antes de recibir su “score” de la enfermedad, que osciló entre ausentes a severos.

Los investigadores concluyeron que la genética parece contribuir en un 46% de riesgo de rosácea.

El resto del riesgo observado se atribuyó a una mayor exposición al sol (radiación UV) a lo largo de la vida, la edad avanzada, un índice de masa corporal más alto (un indicador de la obesidad), fumar, beber, enfermedad cardíaca y/o cáncer de piel.

Los vínculos con la obesidad y las enfermedades cardíacas fueron una sorpresa, dijeron los investigadores.

Popkin dijo que su equipo planea continuar con su trabajo. Mientras tanto, subrayó, “todos estos hallazgos son asociaciones y no podemos demostrar la causalidad.”

Dr. Lawrence Eichenfield, jefe de dermatología pediátrica y adolescente en la Universidad de California, San Diego, y el Hospital de Niños Rady de San Diego, dijo que las personas pueden reducir su riesgo de rosácea.

“No puedes cambiar tu genética sin cambiar quiénes eran sus padres, pero se puede por ejemplo, evitar fumar y no tomar demasiado sol”, dijo.

“Si usted tiene síntomas de la rosácea, o piensa que puede por tener antecedentes familiares, educarse al respecto y considerar moderar la exposición UV, el alcohol y limitar o suprimir los alimentos que pueden causar enrojecimiento, como comidas picantes o ácidas puede de gran ayuda” concluyó Eichenfield.