Messi busca su quinto Balón de Oro

La ceremonia comenzará a las 14.30 de la Argentina y en ella se intentarán borrar las huellas de Joseph Blatter

lueve sobre el Kongresshaus, el centro de convenciones construido en 1939 que mira al lago Zürich. En su interior, la FIFA ensaya la ceremonia en la que hoy le entregarían el quinto Balón de Oro a Lionel Messi . Su fabuloso rendimiento en 2015, año en el que sólo se le escapó la Supercopa española, hace que parezca imposible un triunfo de sus contrincantes: el portugués Cristiano Ronaldo y el brasileño Neymar , compañero suyo en Barcelona. Además, la FIFA le mostrará al mundo que ya está en marcha su proceso democrático y que no dejará huellas que la relacionen con Joseph Blatter , el suizo todopoderoso que lideró la multinacional del fútbol hasta que el FBI entrometió sus narices en los negocios de la pelota.

En esta FIFA de transición no hay espacio para los sospechados. Por eso en el Balón de Oro no podrá votar ninguna federación que esté suspendida o tenga problemas con la ley. Tampoco se entregará el tradicional premio que llevaba el nombre de Blatter, y que supieron recibir el obispo Desmond Tutu, la princesa Rania de Jordania y el alemán Franz Beckenbauer, entre otros. Apenas habrá un discurso del camerunés Issa Hayatou, el presidente interino de la FIFA. Será una ceremonia que procurará mirar al futuro y enterrar el pasado, en la que habrá una fuerte impronta de las redes sociales e incluso el estreno de un drone para filmar videos.

Entre la FIFA del pasado y la del futuro se erige la figura de Lionel Messi. El talento del rosarino es un arma fundamental para rescatarse y renacer de la corrupción. Para los suizos, el Balón de Oro es una cuestión más protocolar que épica. Para la entidad que lo entrega, el premio es la excusa perfecta para demostrarle al mundo que está viva. Para decirles a los sponsors que el show de la pelota sigue siendo tan atractivo como siempre. Y convencerlos de que no saquen un centavo de los multimillonarios presupuestos de marketing destinados al fútbol. Los temores por los coletazos del FIFAgate no son infundados: aquí se habla de que en 2015 la FIFA habría perdido 103 millones de dólares, el primer número rojo desde 2001.

El dúo Messi-Cristiano Ronaldo es clave para volver a enamorar a quienes se asquearon del fútbol por el tsunami que desató el FBI. A ellos dos se les suma, desde hoy, un heredero, Neymar. Los tres candidatos al Balón de Oro también estarán entre los elegidos dentro del Equipo del año, que tendría a otros dos barcelonistas: Dani Alves y Andrés Iniesta. El dominio del equipo catalán en la cancha se traduce en supremacía en los premios, ya que Luis Enrique, el DT, opta a la distinción como mejor entrenador. No la tiene fácil, ya que competirá con el inventor del fútbol total del Barcelona (Pep Guardiola, hoy en Bayern Munich, de Alemania), y con el argentino Jorge Sampaoli -el único que estará en la ceremonia- que fue la revelación del año tras conducir a Chile a la primera Copa América de su historia.

El día de Messi y sus compañeros se asemejará a una jornada normal de trabajo. Comenzará en la ciudad deportiva de Barcelona, donde preparará el partido de Copa del Rey de pasado mañana ante Espanyol. Al mediodía, se embarcará con su familia y compañeros rumbo a esta ciudad suiza. Aterrizará alrededor de las 14 (hora local) y enfrentará a la prensa a las 15.30, en la tradicional conferencia de prensa junto a los otros dos candidatos al Balón de Oro, Cristiano Ronaldo y Neymar. Después, regresará al hotel (que no será el Baur Au Lac, sede de las redadas contra los dirigentes de la FIFA en mayo del año pasado, sino el Park Hyatt) y se cambiará de ropa. Con su mejor traje de gala (ayer circuló en las redes un singular look con coronitas), la Pulga y los suyos irán al Kongresshaus para escuchar lo que todos intuyen: un nuevo trofeo para el rosarino.

Habrá tiempo para otra atención a la prensa en la zona mixta y para que el propio Messi diga lo que siente al coronarse como el mejor de todos por quinta vez. No serán muchas palabras, sino más bien una especie de revancha personal. El año pasado, el argentino perdió el premio a manos de Cristiano Ronaldo. Por más que se trate de un deporte de equipo, los duelos entre ambos ya se parecen a las batallas más encarnizadas que suelen dar otros dos gigantes: Roger Federer y Rafael Nadal. Ronaldo y Messi deben estar atentos: hay un rival listo y preparado para cuando acaben sus reinados. Se llama Neymar. El brasileño es el futuro.

Pero Messi es el presente. El hombre que puede lograr que la FIFA vuelva a hablar de fútbol y no de política. Que la entidad deje de lado, al menos por un día, la maraña de casos de corrupción y sobornos que la ensució durante varias décadas. La sombra del escándalo sobrevolará la ceremonia como el drone que filmará desde las alturas. El 2015 será un año difícil de archivar para quienes dirigen los destinos de la pelota. En eso se parecen a la Pulga. Su 2015 también fue inolvidable. Y todo hace pensar que hoy llegará el mejor corolario..