"La pelota siempre a Ruiz, que ocurrirá otro milagro"
“El diez susurró a su oido: novia eterna ven conmigo, te llevaré de paseo que nos verá todo el mundo y sabrán cuanto te quiero…” Y la radiante y "blanca gordita", enamorada de su fina estampa y delicadeza en el trato, se irá con él esta noche como reza la leyenda... y será para siempre.
Su música sonó a gloria celestial y los fieles agradecidos por otro domingo inmortal. Es que un 4-1 frente a River, ante tu gente, a horas de un clásico, con tres goles del Ruiz-Señor…no está como para archivar.
Ruiz trasladó un difícil partido frente al campeón de América a un cuento de hadas visual con una pelota en los pies. Por él hoy se opacaron las dudas y nació una nueva esperanza en rojo y negro. Los hinchas se fueron encantados con las fantasías y hasta las picardías de Alan. Sabe estar y jugar. Es letal y audaz… solo depende de sus ganas y su voluntad para ganar. Claro que uno podría pedirle más continuidad, pero, acaso sería este el momento de hacerlo después de tamaña obra de arte?
El genio tomó una pluma y, sobre un lienzo en blanco, empezó a pintar la historia de un partido con aspecto de mural. Hubo pinceladas finísimas como el gol del empate y el segundo de su cuenta personal. También un brochazo violento para decorar la obra en el tercero de su gesta individual. El resultado final de semejante cuadro, bien podría presidir cualquier sala del “Rosa”, o de “Los Espejos”. Una obra de arte que, como tal, se revalorizará con el tiempo.
Este “10” de Colón tiene la impronta de Cococho, la pegada del Loco, hasta la desfachatez de Cristian Castillo. El potrero de aquel glorioso fútbol que se parió en el sur de la ciudad y cuyas raíces nunca se secaron, emerge de su zurda prodigiosa. Los brotes de talento siguen creciendo y sobreviven a las descamisadas estrategias de agarrones y patadas. Alan es el tipo que se subleva a este fútbol de partituras escritas e intérpretes obedientes. El distinto en este juego mecanizado que intenta eliminar la sorpresa, al mismo tiempo que se recurre siempre a él para ganar, por su ilimitada capacidad de improvisación.
Hoy, hay pocas ofertas lúdicas mejores que ver un rato de fútbol de Alan Ruiz, capaz de convertir un partido vertiginoso, corrido, luchado, en una noche deliciosa del más puro talento. No hay caso, no hay nada que inventar. “La pelota siempre RUIZ, que ocurrirá otro milagro…”
No me pidan que hable del partido, ni de la goleada de Colón ante el River de Gallardo. Hoy quiero reivindicar al que juega y hace jugar, porque de eso se trata el fútbol.
¡Muchas gracias Señor diez!