Del papel al escenario: los dibujos de Liniers y su colega y amigo chileno Alberto Montt saltaron de las tiras gráficas para llegar al público en vivo. A modo de desafío personal y también como una travesura, los ilustradores protagonizan un show de stand up ilustrado que ya presentaron en México y ahora estrenan acá: mañana en el Teatro Bar de La Plata y pasado en La Trastienda de Buenos Aires. Luego, saldrán de gira por el interior: de Mar del Plata a Mendoza, pasando por Córdoba, Rosario, Bahía Blanca y Tandil, para llegar a mediados de junio a Santiago de Chile. Hoy, en la Feria del Libro, Liniers presentará Achiote, la primera novela gráfica de Montt, publicada por Editorial Común, el sello del autor de Macanudo.

¿Por qué decidieron llevar sus dibujos y su humor a un escenario? En busca de nuevos canales de expresión, coinciden. "El temor al fracaso es una maravilla", dice Alberto Montt. "Es horrible, pero estimulante", completa Liniers.

Amigos desde hace tiempo, con códigos de humor y gustos culturales en común, Liniers y Montt se divierten tanto cuando dan charlas conjuntas que una vez dijeron, mitad en broma, mitad en serio, que tendrían que hacer un show destand up. Los editores de sus libros en México se tomaron la frase al pie de la letra y organizaron una función en diciembre pasado en Guadalajara.

"Notamos en las presentaciones de los libros que cada uno ya sabía las respuestas del otro. En algún momento nos aburrimos de eso y empezamos a delirar y a divertirnos mucho. En Chile dimos una charla para dos mil personas y fue genial. Ahí vi que Montt era un compañero ideal porque me las devolvía todas", recuerda Liniers. Y Montt completa: "Es parte de la necesidad de expresión. No eres humorista gráfico porque sabes dibujar cosas chistosas: sabes dibujar y ver la vida de una manera determinada. Entonces eso se mezcla y terminas haciendo humor gráfico. Si supieras tocar, harías música. Se trata de usar distintas herramientas para contar tu manera de ver la vida".

Liniers ya había probado el vértigo de subir a un escenario y enfrentarse al público en los shows que compartió con otro amigo, Kevin Johansen. "Con Kevin hice lo mismo: probarme en algo que no sabía hacer. En los primeros shows era como ir a actuar a una obra de teatro y no saber la letra. Pero me sentaba en el escenario y empezaba a dibujar y enseguida me daba cuenta de que sabía lo que estaba haciendo. Decidí muy temprano no quedarme en casa dudando si hacer o no algo por lo que podían pensar los demás, porque quiero ser serio y respetado como Quino. Me puse a dibujar historietas para hacer algo que disfruto. Si estoy disfrutando, no voy a dejar de ir a la fiesta. Justamente es la razón por la que encaré a mis viejos y les dije que no iba a ser abogado sino dibujante. Eso fue dificilísimo", dice Liniers.

En Achiote, Montt dibuja y cuenta trece experiencias personales que marcaron su vida: la primera pelea en la infancia, el descubrimiento del sexo, el impacto de una muerte cercana, entre otras historias autobiográficas. En Macanudo 12, último libro de Liniers que reúne sus tiras diarias, continúan las andanzas de sus entrañables personajes: Olga, Enriqueta, Clementina, los duendes, los pingüinos, Picasso, el gato Fellini. En el show, uno habla al público mientras el otro dibuja algo que le inspira la anécdota de su compañero.

¿Llevan a escena los mismos temas que aparecen en sus tiras? Responde Liniers: "El stand up funciona a partir de ideas de temas de los que querés hablar, cosas personales, tonterías que te pasan, alguna bajada de línea. En mi caso, de la paternidad a los unicornios, algo de lo que todavía no hablé. Tengo la teoría de que es el animal más aburrido del mundo, no tiene superpoderes, no chupa sangre como los vampiros. No me divierte hacer lo mismo que hago en la tira. Si voy a otro formato, quiero que sea otra cosa. Para hacer la historieta que hago para el diario hago un esfuerzo muy grande para que sea un espacio de optimismo. Pero hacer un stand up optimista es medio raro. Así que esto es bastante más oscuro". Coincide Montt: "Hay una visión del mundo que se canaliza en distintas formas. Hay espacios para explorar diversas facetas. Siento que lo que hacemos en dibujo es un poco más feliz. El stand up da espacio para explorar lados más oscuros".

Cuando les confirmaron desde México que tenían sala reservada para el show, los dos dijeron espantados: "¿Y ahora qué hacemos?". Una semana antes ninguno tenía idea sobre qué hablarían. Así fue cómo las dos funciones que hicieron hasta el momento salieron completamente diferentes. Cuenta Liniers: "Yo me voy sorprendiendo con lo que dice él y él se sorprende con lo mío y la reacción en papel es inmediata porque dibujamos relativamente rápido. Tal vez esté diciendo algo que no es gracioso, pero escuchás la reacción del público y eso te descarrila y te obliga a improvisar algo con el dibujo. Eso ayuda al stand up, que tiene mucho de improvisación". Cierra Montt: "Creo que los dos vamos al show a ver qué pasa. Y a divertirnos".

La agenda de hoy

17

La política en el centro de la conversación entre los periodistas Carlos Pagni y Carlos Reymundo Roberts

A las 19

Liniers presenta Achiotte, la primera novela gráfica de Alberto Montt

Infracciones fiscales e irregularidades

La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) informó ayer que labró 130 actas de infracción por falta de emisión de tickets de venta o por no tener controladores fiscales o no tenerlos dados de alta en stands de la Feria del Libro.

Un grupo de agentes hizo una inspección durante tres días entre 228 stands del predio ferial de La Rural. Se comprobaron irregularidades laborales y previsionales. Se informó ayer oficialmente que se relevaron 302 contribuyentes y que de un total de 657 trabajadores casi el 26% presentaba irregularidades.

"Cincuenta y tres trabajadores no estaban declarados por sus empleadores. Uno no se encontraba debidamente registrado, con una diferencia de remuneración. Ciento catorce se encontraban sin alta y uno era indocumentado", añadió la AFIP.

Del público a Sacheri

Tres preguntas al autor en el stand de LA NACION

1 ¿Qué escritores te marcaron como autor y lector?

-Julio Cortázar me partió la cabeza desde la adolescencia. También Borges, Vargas Llosa y Osvaldo Soriano me generan tanto placer como lector que ése es el estímulo fundamental para escribir.

2 -¿Tenés rutinas para escribir? ¿Se puede aprender a escribir o es un don?

-Como rutina, paso muchas horas sentado por si aparece algo. Cuando mis hijos eran chicos, escribía en bares de Ituzaingó. Ahora, que son más grandes, escribo en mi casa. Para escribir hay algo fundamental: leer, leer y leer. Ésa es la clave.

3 -¿Qué ganó y perdió La pregunta de tus ojos al pasar al cine?

-La historia ganó y perdió. Pero hay una escena en particular que no me gusta, que siempre salteo, porque siento que anticipa el final.