"No quedan más palabras para no llorar"
El fútbol genera ficciones difíciles de explicar aunque en el momento que se manifiestan son lo más real que existe. Te perturban, te transforman. No existe defensa posible contra ellas. Cuando coinciden con la tristeza de la tercera caída consecutiva (la segunda por penales), todo se derrumba con cierta crueldad e injusticia, hasta hacernos retroceder a la edad de un niño indefenso, horrorizado porque el globo con el que juega explota, o porque el superhéroe no pudo con los “malos” y nada es como imaginamos.
Podría ensayar un comentario de rigor diciendo que nos presionamos solos, que nos vencimos solos. Que los penales y bla, bla, bla. No sirve… y no tengo ganas ya. Estoy en el sofá encogiéndome en silencio, como si intentase regresar al útero de mi vieja, en busca de un refugio inaccesible al que no lleguen las noticias de EEUU que repitan que Chile nos ganó otra vez.
Es tarde y dormito… imagino los penales tirados para otro lado. Un bullicio minúsculo me despierta. “Gooool”, grito. No, están premiando a unos tipos que corrieron como nunca para ganarnos como antes y quedarse con la copa. Es todo raro. Nos vamos invictos y tremendamente golpeados.
Será otra de esas noches, después de una derrota devastadora, que la desolación durante algunos minutos finge que duerme para que los demás crean que no pasa nada. “Los chicos ya descansan, mañana todos temprano arriba que es lo más importante. Apenas fue un partido y habrá revancha. Es fútbol...”, me consuelo. El consuelo que pretendo y no me creo.
Existe un límite a partir del cual el sueño se estropea de tanto usarlo. Se instala un ruido molesto en tu cabeza que te recuerda que vivís soñando. Es ahí cuando me pregunto si volveré a ver a mi selección dando una vuelta olímpica, y hasta cuándo duran las ilusiones de un romántico futbolero, incapaz de tirar a la hoguera a nadie ante la furibunda derrota. Confieso que esta noche "no me quedan más sonrisas para dibujar tanta felicidad que ya no tengo. No me quedan más poesías para recitar, ni tampoco fantasías para poder soñar un poco más...", y más aún si escucho que renuncia Messi. Le confieso, ya "no me quedan más palabras para no llorar”.
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* HOY MÁS QUE NUNCA, "MESSI Y DIEZ MÁS..."
Señores del excelentísmo jurado futbolero, vuelvo a presentarme ante uds en representación de alguien que no necesita en lo más mínimo de mi aporte, pero yo mantengo una deuda moral tan grande con él, simplemente porque considero que es la más fiel y cabal representación del fútbol que nos pertenece. Que me pertenece. Y es por eso que salgo en defensa de este buen Señor.
Muchos ya han condenado a un honesto hombre de ser "el lastre” de un equipo que debe salir campeón de una buena vez por todas. Objeción Señoría! No se puede acusar a semejante barbaridad al mejor del mundo. Qué queda para el resto? Llegó el momento de parar la pelota. La imperiosa necesidad de volver a dar una vuelta olímpica es un deseo irrefutable que tiene el consenso de todos los estamentos que componen el fútbol argentino, pero no podemos admitir por ello ninguna impiadosa y hasta cobarde condena.
Exijo Su Señoría, que sea tratado con el mayor de los respetos que le debemos a alguien que eligió ser “nuestro”, soportando el avasallamiento español por tenerlo. Que jamás pone excusas para no estar. Que es utilizado como mercancía para elevar el cachet del equipo, porque sin su presencia no importa Argentina. Que no tiene ni una mueca de fastidio ante las impiadosas críticas. Exijo se haga lugar a mi pedido en los estrados del balompié.
Los análisis y comentarios son más cuerdos y sensatos a medida que pasan los días después del temporal. La emoción sin la razón confunde y oscurece este juicio. No lo permita Su Señoría. No condenemos a la mayoría, por esos refutadores de talento que viven sus días frustrados buscando excusas en los demás. Esos que jamás asumen culpas de nada y siempre tienen la lengua afilada para condenar a los otros. Siempre ha sido tarea intrincada el equilibrio entre razón y emoción cuando se trata de fútbol. Pero pongalé Ud límites a la feroz irreverencia, a la cruel falta de respeto y a la sanguinaria crítica.
Señores del Jurado, les pido a ustedes que no cometan la afrenta de condenar de manera apresurada al "10", “NUESTRO 10”, porque caerán en el facilismo de castigar de manera excesiva a quien no lo merece, llevados por la “emoción violenta” de un grupo de irascibles “patoteros de escritorio”.
Pedir hoy la “cabeza” de Messi porque no fue campeón oculta otras razones de fondo. Se claudica ante la impaciencia y ganan las presiones para no terminar resolviendo nada. Si mandan las urgencias, jugar bien mañana sin Messi será mucho más complicado.
Acepto Sr Juez que la Selección sacrificó en la final sus virtudes en nombre de la eficacia, y la eficacia brilló por su ausencia. Nada que no se deba y pueda corregir. Resulta que ahora Chile se erige como el mejor y dejó de ser un equipo de segunda línea sólo porque ganó por penales? El dato muestra claramente, como el viento de los resultados lleva a los “veletas de turno” a modificar su visión y tajantes ideas en solo cuestión de minutos.
Señores del Jurado: Lionel Messi es el mejor y es argentino. Sus rasgos son extraordinarios: sobrio, humilde, sereno. Un tipo que, es cierto, habla poco porque es partidario de predicar con sus actos. Lo hace desde la autoridad que nace del talento, el sacrificio y la voluntad. No se llena la boca con absurdas bravuconadas mediáticas. Por el contrario. Es callado y solo se expone con autoridad para jugar a la pelota. Puede tener un mal partido, puede perder y quedar eliminado, pero sus cimientos están llenos de decencia y dignidad.
Reconocer estos tiempos intolerantes en el fútbol no implica convalidarlos, ni mucho menos rendirse ante el absurdo exitismo y los insaciables fanáticos. ¿Por dónde empezar entonces? Por identificar y valorar los buenos ejemplos, y Messi lo es! A pesar de la derrota y de otra final perdida, no merece la más mínima condena por nada, ni por nadie.
Señor juez: Solicito quede libre de toda imputación y se le notifique a “mi representado” que luego de su merecido descanso, y con la pesadumbre de la derrota a cuestas, lo estamos esperando. Soy uno de los tantos que se resiste a ver a la selección mañana sin Lionel en la cancha. Argentina es hoy con Messi a la cabeza y no con la cabeza de Messi.
Se reciben firmas.
* Artículo escrito luego de la Copa América de Chile en 2015 y que entiendo hoy podría repetir sin apartarme de una coma.