La cuidada puesta en escena del discurso pronunciado anoche por Barack Obama ante el Congreso, traduce la altura del enorme desafío que tiene por delante la Casa Blanca para evitar que el país se encamine a una nueva recesión. El presidente le reclamó a republicanos y demócratas que voten sin demora una ley que engloba estímulos por u$s 447.000 millones, como forma de reactivar el empleo y recomponer una demanda que todavía es débil.

El mandatario introdujo su plan con duros mensajes hacia los legisladores. Los instó a que “paren con el circo y empiecen a hacer algo por la economía de una vez‘. Con ese tono, pidió una vez más dejar atrás las diferencias y concentrarse en los consensos existentes para

“Este plan ustedes debería aprobarlo de inmediato, no debería haber nada controversial en él, tiene el tipo de iniciativas que proponen demócratas y republicanos”, dijo y afirmó que “todo lo que está en este proyecto, está cubierto”.

El eje de la denominada Ley del Empleo Estadounidense presentada ayer en el Capitolio, es un paquete de recortes impositivos que le restará ingresos al Tesoro por un total de u$s 240.000 millones. La iniciativa propone una devolución en efectivo de u$s 4000 por familia, que implicará reducir a la mitad su pago del impuesto a la renta. Por el otro lado, también dispone una rebaja de los aportes sobre las nóminas salariales que hacen las empresas para aquellas que sumen persona.

En este sentido, Obama hizo una mención especial, al remarcar que habrá un incentivo especial para aquellas compañías que contraten a ex combatientes estadounidenses. El Presidente destacó que el país le pidió a sus soldados que arriesgaran su vida, y que era hora de que fueran priorizados, para que conseguir un empleo no sea una nueva batalla para ellos. En el mismo sentido, el jefe de la Casa Blanca agregó que también habría estímulos diferenciados para quienes contraten a personas que buscan trabajo desde hace más de seis meses. Otra pata del plan es la extensión del seguro de desempleo, medida que tiene un costo fiscal de u$s 49.000 millones, ya que la consideró vital para sostener el débil impulso que hoy tiene la economía.

Aunque Obama señaló en un primer momento que los recursos del plan estaban cubiertos, más tarde reconoció que eso dependerá de los recortes fiscales que debe discutir una comisión bipartidaria en los próximos tres meses.

El Presidente anunció en su discurso que “en una semana presentaré un proyecto (para reducir el déficit) más ambicioso, no solo para cubrir este plan, sino para estabilizar nuestra deuda a futuro”. Pero a continuación retomó algunas iniciativas destinadas a rebalancear el pago de impuestos, ideas con las que chocó en el Congreso antes de aprobar el plan de ajuste fiscal con el que se evitó que EE.UU. supere el tope al endeudamiento, el pasado agosto.

“No puede ser que Warren Buffet tenga más deducciones impositivas que su secretaria, tenemos que corregir eso”, dijo Obama, despertando el aplauso de los demócratas.

Su discurso, sin embargo, también incluyó gestos que fueron reconocidos por los republicanos. El mandatario planteó que era hora de discutir una reforma del seguro de salud, tema que históricamente despertó una fuerte resistencia de su propio partido, con la cual darle una mayor sostenibilidad a futuro pero que a la vez permita racionalizar sus gastos presentes.

Junto a la ley, Obama incluyó otros estímulos a la construcción a través de inversión en infraestructura. El plan contempla destinar u$s 30.000 millones a la modernización de escuelas y u$s 50.000 millones en la adecuación de rutas, puentes y aeropuertos.
En pos de su objetivo de elevar las exportaciones, también dijo que era “hora de despejar el camino” para lograr la ratificación de los tratados comerciales pendientes con Colombia, Panamá y Corea del Sur.