Enrique 'Zurdo' Roizner: El baterista que tocó con todos

Fue músico de Piazzolla, Vinicius, ‘Gato’ Barbieri, Les Luthiers y Kevin Johansen, entre otros. A los 76, será declarado Personalidad Destacada de la Cultura.

'Zurdo' Roizner

“Si fuera Kevin (Johansen), te diría que de este perfil no me saques fotos”, dice Enrique ‘Zurdo’ Roizner mientras posa para las fotos en una calle de Almagro. ¿Y vos? “Yo tengo los dos perfiles arruinados”, responde, y se ríe con ganas.

Sin embargo, si como canta Fito, es sólo una cuestión de actitud, al baterista parece faltarle bastante para llegar a los 76 que indica su documento. En todo caso, es su trayectoria, que va de haber sido parte del noneto de Astor Piazzolla (ver recuadro Astor...) a integrar la banda de Johansen en la actualidad (ver recuadro Y un día...), pasando por discos de Dino Saluzzi, Gato Barbieri, Pastoral, Les Luthiers, Daniel Viglietti y Vinicius de Moraes, entre otros, y por La Banda Elástica, el Circo de Moscú y la orquesta de Don Costa, entre otras formaciones, la que le da sentido a los 60 años de música que carga sobre sus espaldas.

Un recorrido que  será reconocido especialmente cuando la Legislatura Porteña lo declare Personalidad Destacada -”personalidad desacatada”, apunta al paso- de la Cultura, el 10 de agosto a las 17 horas. “Claro que me sorprende. Una vez, al final de una función del Circo de Moscú, me dieron a probar un vodka de 70 grados. Bueno, esto de la legislatura es más fuerte que eso. Es muy impresionante. Estoy esperando todavía que me digan que fue un malentendido”, dice.

Muchas veces, los artistas le restan importancia a los premios. Yo creo que los halagos, como la plata, nunca son mucho. Sobre todo siendo un paramúsico como yo, que soy baterista. (Risas) Sus seis décadas de música, acaso funcionen también como contrapeso de una historia de vida que acredita una viudez temprana, con tres hijas a cargo -de 3, 6 y 9 años-, y la pérdida prematura de una de ellas; situaciones que, como asegura el ‘Zurdo’, “son de esas que uno no zafa nunca”.

¿La música te ayudó a escaparte?

De esas situaciones no te escapás. Están presentes día a día. Pero sirve para olvidarse momentáneamente, aunque parezca una fantasía. Winchester, el gran fabricante de armas, inventó el Winchester 73, famoso rifle de repetición, mientras pasaba horas y horas parado en el ‘solitario’ de la prisión tratando de no pensar en cuánto le dolían las piernas. Porque él decía que no se puede pensar en dos cosas al mismo tiempo. Y eso me pasa a mí con la música.

¿Es verdad que empezaste tocando el violín?

Sí. Mis viejos querían que estudiara violín, un instrumento histórico entre los judíos. Básicamente, porque es fácil de transportar; entonces, cuando tenían que huir de algún lugar, lo agarraban y listo. Empecé a los cinco y estudié hasta los doce. Ahí me di cuenta que la música no era para mí, y pasé a la batería.

¿Y el violín?

Lo tengo ahí colgado, en casa.

¿Qué pensaría tu viejo al verte hoy, baterista y posando en la tapa de un disco de Kevin?

No lo sé. Pero obviamente empecé a estudiar la batería después de que él murió, cuando yo tenía 15, porque no creo que le hubiera gustado demasiado.

¿Por qué la batería?

Porque en la película Música y lágrimas, que cuenta la vida de Glenn Miller vi un dúo de batería que hacen Gene Krupa y Cozy Cole, que me voló la cabeza. Y empecé a buscar…

¿Pensando en el jazz, o se trataba de tocar lo que viniera?

Lo que viniera. Como dice Johansen, era un desgenerado. Siempre me gustaron todos los géneros. Inclusive tengo una recopilación de ritmos, de unos 120 países y regiones, que algún día publicaré. Yo traté de hacer una amalgama de todos, y de aplicarla en el momento de tocar.

Eso requiere de mucho estudio.

Soy un adicto al estudio. Hoy en día estudio cuatro horas por día. Y en algún momento estudiaba hasta ocho o diez. Pero llega un momento en el que tenés que parar la actividad física.

A medida que cumple años, un futbolista empieza a correr menos y a jugar más parado. ¿Un baterista qué hace?

Lo mismo. Por lo menos en mi caso. La música, creo que era Mahler quien lo decía, es tensión y distensión. La que no lo tiene, no entra dentro de la categoría de música. Es otra cosa.

Hay quienes entre Piazzolla y Vinicius y, por ejemplo, el Circo de Moscú o Pastoral, no dudarían en marcar una diferencia, precisamente, de categoría. ¿Tuviste prejuicios con alguna de las músicas que tocaste?

No. Afortunadamente no. Siempre le puse el mismo interés a cualquier género. Yo toqué seis meses como tercera percusión en la Filarmónica de Liverpool, y después me fui a Londres, donde trabajé más con la música popular, siempre con igual interés.

01 08 16 Epu Entrevista al baterista Zurdo Roizner Foto Diego Waldmann. buenos aires Enrique Roizner baterista argentino musica musico nota entrevista reportaje

¿Cómo se sobrevive a 60 años de las tentaciones que rodean la vida del músico? ¿Te pusiste límites?

Posiblemente lo sean el vino y los whiskies. Yo soy un ex abstemio. Pero más que sobrevivir, yo vivo todo; la gira, los viajes, con el cansancio que significan. Afortunadamente, lo puedo disfrutar. Para mí, esto no es un laburo. Laburar es otra cosa. (Risas)

¿Cuál es el valor de la plata en el contrato que tenés con la música?

A mí me gusta vivir bien, tranquilo; y eso te lo da ganar dinero, que ocupa un lugar importante; y la parte estética también. No sé cuál es el porcentaje. Pero he estado involucrado en productos que no me han dado un mango, o en los que he perdido dinero, por el placer que me daba hacerlos. Cuando hicimos el concierto en el Colón, con el noneto y la Filarmónica; al terminar ni siquiera tuve tiempo de saludar a Astor, porque me fui con el frac que nos habían alquilado a tocar con Chany Suárez, a un boliche, en San Telmo. Me fui porque para mí era algo muy gratificante, aunque en el escenario hubiera más gente que la que nos había venido a ver. Las dos cosas tenían importancia para mí, a pesar de que, obviamente, una cosa fue más fuerte que la otra. Porque la respuesta del público es muy importante, pero no es lo medular.

¿Siempre fue así?

Siempre. Cuando tenía 17, y hacía poco que tocaba, me contrataron en un night club que estaba en el sótano de un restorán llamado Spadavecchia, en La Boca. Ponían un disco, y yo tocaba encima. Y lo hacía con el mismo interés que siempre, aunque a veces había sólo un par de choborras y varias coperas, que en total tenían tres dientes. Para mí es así.

Pero imagino que haber estado en el escenario del Luna Park como parte de la orquesta de Frank Sinatra debe haber sido especial.

Eso no tiene goyete. Lo que pasó es que Palito contrató a la orquesta de Don Costa para que tocaran una hora más que la que cantaba Sinatra, porque una hora de show por los 1000 dólares que valía la entrada era muy poco. Pero la sección rítmica de Sinatra se negó a tocar con Costa porque él no los había llamado para grabar New York New York. Entonces, el productor de acá buscó una sección rítmica, y ahí aparecí yo. Yo digo que todos estos casos se dieron porque todos los buenos músicos estaban ocupados, y había que poner a alguien.

¿El de Kevin también?

El tenía un gran baterista que también era chef, que tuvo que dejar. Ahí fue que me convocó Kevin, y me preguntó: ‘¿Vos cocinás?’ Le dije que no, y me contrató.

 

¿Por qué?

Porque lo que hacía era un género nuevo. Antes de él no había algo así. El rompió, a punto tal que dejó un pozo en el que cayeron todos los que vinieron después. Es una figura incontrastable.

¿Cuándo decís que hacía un género nuevo lo sacás del tango?

No. Obviamente es tango. Pero tango visto desde el siglo XX, con visiones del siglo XXI. Eso es lo grandioso de él. Es impresionante: acá, o en la China, donde posiblemente conozcan muy poco de él. Aquel que no lo ha conocido, cuando vuelve a escuchar algo suyo, sabe que es él. Muy pocos compositores, en la historia -y hablo de todo tipo de música y época- son así de reconocibles. Porque hasta a Beethoven, tremendo, en algunas cosas lo podés confundir con Brahms. Pero con Astor no te podés confundir.

Y un día, el ‘Zurdo‘ fue tapa

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"Yo ni siquiera sentía ganas de estar en la tapa. No estoy en un momento... Además vi la foto del ‘Zurdo’ Roizner, que toca la batería con nosotros, que es un privilegio y dije: ¡¡Es él!!”, contó Kevin Johansen a Clarín un par de meses atrás. Y ahí quedó, la imagen del baterista caracterizado como un indio de jean o, por qué no, un viejo sobreviviente de Woodstock. “Lo que pasa es que hay mucha gente confundida por ahí”, dispara Roizner cuando se le pregunta sobre su flamante rol de modelo.

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'Zurdo' Roizner