El sorprendente invento argentino que revolucionó los hospitales de Estados Unidos

El emprendedor creó una firma que desarrolla aplicaciones mobile para la Argentina, Europa y Estados Unidos

El 2008 fue el año de quiebre. La universidad no lo motivaba, se quedó sin trabajo y decidió lanzarse por cuenta propia. En ese entonces Apple liberó el kit de desarrollo de software para crear aplicaciones para iPhone, y Juan Manuel Abrigo (34) supo que quería ser parte de ese gran cambio que se estaba gestando. Hoy, Lateral View, la empresa que fundó con dos socios, factura US$ 2 millones por año, tiene 30 empleados y oficinas en Mar del Plata, Los Ángeles y Barcelona. "Tratamos de hacer una compañía que funcione sin importar las reglas que tenga el país y que cambian todo el tiempo. No nos afecta la ubicación", destaca.

Los comienzos no fueron fáciles. Tenía una computadora vieja y le pidió a un amigo ayuda para comprar un iPad y una Mac. Cuando salió del comercio, en la parada del colectivo, le quisieron robar. Forcejeó y evitó que le quitaran la mochila, donde tenía todas sus pertenencias. "Para mí fue una señal. Supe a partir de ahí que cualquier cosa mala que pasara, no importaba, que los pensamientos siempre tenían que ser positivos y para adelante", dice.

A pesar de eso, los números no cerraban. Era todavía muy incipiente el desarrollos de apps para mobile y los clientes no aparecían. Siguió haciendo trabajos temporales desarrollando páginas Web y después decidió volver a trabajar en relación de dependencia. Una empresa de programación de software lo contrató en un cargo jerárquico, pero duró sólo seis meses. "Sabía que no era para mí", cuenta, y explica que en ese tiempo desarrolló junto a un equipo una app para el mundial de fútbol de 2010: era un fixture interactivo, que lideró los rankings de descargas por varios días.

El nombre Lateral View surgió como una manera de pensar distinto sobre cómo son los trabajos en la actualidad. Gastó todos sus ahorros en publicidad y llegó el primer cliente. Muchos le habían dicho entonces, como a tantos otros emprendedores, que no tenía sentido dejar un trabajo estable. Pero cuando tuvo una propuesta desde China de hacer una aplicación que funcionara como una suerte de red social para financistas ganó en tres días lo que le hubiese costado lograr con seis meses de trabajo. "Era una locura, el pedido llegó el jueves y lo querían para el lunes. Algo así demanda un mes por lo menos. Estuve sin dormir hasta que lo entregué", recuerda.

Así comenzó todo. Después llegarían aplicaciones para todos los gustos y clientes importantes de Europa y los Estados Unidos. En Nueva York y Los Ángeles, por ejemplo, en dos hospitales usan uno de sus desarrollos para iPad, que muestra la historia clínica y los signos vitales en tiempo real: el dispositivo se "habla" con sensores ubicados en las camas. "Así el iPad se da cuenta solo. Estuvimos dos veces con ese proyecto en una de las aceleradoras más grandes del mundo", comenta.

No fue el único éxito. Abrigo hizo una app de música llamada Mobeat. Se trató de una iniciativa propia, con la que llegó al puesto número uno en el App Store en 17 países y registró 5 millones de descargas. "Hoy podemos trabajar de manera remota. La economía argentina no nos afecta del todo", concluye.

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