Retienen a una familia en Soldini y se llevan un auto y dinero de su casa
De alguna manera los estaba esperando. "Sabía que algún día me iba a tocar, a todos por acá los han asaltado alguna vez". Los ladrones, armados y encapuchados, lo sorprendieron en su casa en Soldini y, tras encerrarlo con su mujer e hijo en el baño, huyeron con algo más de 4 mil pesos, tres celulares, una máquina de fotos y el auto de su suegro. Sin embargo, José Luis suena sincero y sensato al decir: "Salió todo como yo quería. Ellos se habrán llevado lo que les interesaba, pero no nos lastimaron. Y la vida de mi familia vale más que cualquier otra cosa".
José Luis M. tiene 54 años y vive en Soldini desde hace diez, cuando infarto mediante decidió cambiar de vida y abandonar el centro rosarino que recorría como visitador médico. En el pueblo se dedica al comercio y a criar junto con su esposa al hijo de 11 años de la pareja. Una vida mucho más tranquila que no está dispuesto a arriesgar en nombre de lo material.
Sorprendido. El domingo alrededor de las 22.30, el comerciante volvía con su familia de Rosario, adonde habían ido a buscar un cachorro manto negro que la mujer le había regalado. Abrió el portón de su casa con jardín, en la calle de ingreso al pueblo, y entró el auto —un Volkswagen Polo rojo— unos 15 metros hasta la galería donde lo deja por las noches.
Al bajar del coche se encontró con dos hombres encapuchados cuya edad estimó "entre 25 y 30" años, "uno con una pistola y el otro con un revólver". José no descarta que los maleantes se hayan bajado de un auto rojo que vio pasar cuando llegaba a su hogar.
"Nos hicieron tirar al suelo y nos pidieron los celulares. Les dije que se quedaran tranquilos, que les iba a dar todo lo que tenía. Me pusieron un arma en la cabeza, fui hasta donde guardo unos pocos ahorros, no más de 3.000 pesos, y se los di. Entonces llevaron a mi mujer y a mi hijo al baño. Les dije que no tenía nada más, porque no tenemos alhajas, relojes, nada de eso. Les propuse que revisaran todo y que se llevaran todo, pero que no nos hicieran daño", narra la víctima sin perder la calma.
"Tranquilos y profesionales", según los describió, los maleantes encerraron a M. con su familia en el baño y le advirtieron: "No se te ocurra salir porque te liquidamos". Entonces, con guantes de látex que llevaban puestos desde un principio, se dedicaron a revisar la vivienda.
Habrán pasado entre 30 y 45 minutos cuando José se animó a abrir la puerta del baño. "Después de un rato de no escuchar ruidos salí. Grité un par de veces, nadie me contestó", recuerda el hombre. Al liberarse comenzó el inventario de lo sustraído: unos 4 mil pesos entre lo que había de ahorros y lo que encontraron en la billetera de él y su esposa; una cámara de fotos que sacaron de una cartera; dos cheques que ayer a la mañana alcanzó a denunciar como robados, al igual que un par de tarjetas de crédito; tres celulares y otro más "muy lindo pero que no funciona".