Moreno Veloso: tradición y modernidad en clave bahiana
El músico brasileño realizó un recorrido musical en clave bahiana, que tendió un puente entre ritmos folclóricos y sonidos más modernos, en el concierto que brindó el sábado.
Acompañado por su socio musical, el guitarrista Pedro Sá; y el baterista Rafael Rocha y el bajista Bruno Di Lullo, miembros de la Banda Tono, Veloso presentó el sábado por la noche en la Sala Sinfónica del Centro Cultural Néstor Kirchner (CCK), varios temas de su último disco “Coisa boa”, editado en 2014; repasó algunas canciones de su trabajo “Máquina de escrever música”, perteneciente a la trilogía realizada junto a Domenico Lancellotti y Alexandre Bassin; entonó algunas canciones tradicionales y hasta realizó una versión del hit “Mambeado”, de los locales “Onda Vaga”.
Durante el concierto, que duró una hora y media, predominó el cálido ida y vuelta con el público propuesto por el músico, quien hizo gala de su buen humor y su suavidad, y logró crear complicidades, incluso en el plano político y social, a partir del rechazo compartido al presidente de su país, Michel Temer.
En el aspecto musical, Veloso recurrió a un puñado de agradables canciones, sobre las cuales subyacen los tradicionales ritmos de su Bahía natal, para desplegar sonoridades que podían oscilar desde los cantos tribales hasta el funk.
Moreno se emparentó con su padre, el célebre Caetano, en el hecho de reconocer su deuda musical con las tradiciones más arraigadas de su país, como así también en el cuidado puesto a la hora de entonar líricas en otros idiomas.
Todo esto con el respaldo de una banda que se caracterizó por el estilo lúdico propuesto por el baterista Rocha; el eclecticismo del bajista Di Lullo, capaz tanto de marcar el pulso de la canción como de llevar la melodía principal; y la inagotable fuente de recursos sonoros de Pedro Sá, un verdadero cultor del buen gusto y el oportunismo musical.
La presentación de Moreno en el CCK se enmarcó en el ciclo “Verde Amarelo”, que celebra la música brasileña y por el que ya pasaron Egberto Gismonti, Arnaldo Antunes y Jacques Morelenbaum.
A las 20 en punto, Veloso arrancó a puro samba con “Um passo à frente” y siguió en un tono más tranquilo con “Jacaré coruja”, ambas composiciones de su último trabajo, para luego recordar “Das partes”, del disco “Máquina de escrever música”.
Una pieza compuesta para una puesta teatral del clásico “Pinocho” mostró al protagonista de la noche entonando algunos párrafos en un perfecto italiano, del mismo modo en que más tarde sacaría a lucir su dominio del japonés en la canción “O mesmo céu”.
Un trasnochado jazz de escobilla, que cerró con un solo de Pedro Sá, quien logró mantener con maestría el clima a pesar de apelar a la distorsión, abrió paso a los momentos más dulces de la noche con la nana “Coisa boa”, la mencionada relectura a Onda Vaga con una rítmica más ligada a Brasil que la original y “Rosa”, una canción que un amigo dedicó a su hija.
En tanto, Moreno Veloso logró trasmitir el aludido clima de living a partir de su rescate de una vieja tonada popular que data de 1912, interpretada sólo con el acompañamiento del bajo; la invitación a unir voces en “Deusa do amor” o la recreación de las fiestas en el patio del fondo de la casa de su también célebre abuela, Doña Canó, con pasos de baile y repiqueteo de vajillas incluidos.
El puente con las sonoridades más modernas, ligadas a ritmos más emparentados con el rock, como el funky, aparecieron en “Arrivederci” o la canción intepretada por los miembros de la Banda Tono.
Una combinación de cantos tribales anticipó el cierre, para el cual Moreno se reservó “Para Xó”, una verdadera declaración de amor para con Pedro Sá, a quien poco antes había señalado como “el responsable” de su carrera musical, incluso más que su célebre padre, para sorpresa de muchos, según él mismo aclaró.