La Presidenta pidió moderación a empresarios y sindicalistas

Los llamó a "resignar aspiraciones" al negociar salarios y prometió reglas claras. Fue durante la conmemoración del día de la Industria realizado en el predio donde se montó Tecnópolis. Reinó optimismo en todos los discursos. Estuvo Moyano.

anta fue la sintonía que el anfitrión, José Ignacio de Mendiguren, usó para hablar de la inflación la frase "tensiones del crecimiento", en los mismos términos que lo hace el Gobierno. Cristina Kirchner tomó nota y cuando le tocó hablar dijo que era la primera vez que no tenía que responder ninguna inquietud empresarial , aunque no dejó de pedirles moderación a empresarios y sindicalistas.

Así fue anoche la celebración del Día de la Industria en la megamuestra Tecnópolis, lugar que la propia Presidenta eligió como símbolo de lo que esperaba para su futuro gobierno si, después del arrasador triunfo en las primarias, logra la reelección el mes próximo.

En un discurso de tono electoral, Cristina Kirchner llamó a empresarios y trabajadores a "resignar" aspiraciones a la hora de negociar, y en un tiro por elevación al secretario general de la CGT, Hugo Moyano, que compartió la mesa central con ella, pidió "inteligencia para no arruinar las bases del desarrollo". Las mismas palabras había usado la Presidenta cuando reclamó, antes de las primarias , que los gremios bajaran el nivel de conflictividad.

Cristina Kirchner se movió anoche como una candidata. "No hay que pelearse con nadie", apuntó hacia el final de la media hora de discurso, cuando desde la cocina llegaba el aroma de la bondiola de cerdo con salsa de cerveza negra para la tardía cena. Estaba en el pabellón central de Tecnópolis ante unos 2000 empresarios, cifra récord para este tipo de celebraciones, que la aplaudieron tantas veces como lo hicieron con Mendiguren, presidente de la Unión Industrial y enfático defensor del modelo kirchnerista en toda su intervención.

"Yo sé que la inversión requiere confiabilidad. Quiero darles la certeza de que estas políticas las vamos a mantener y profundizar", prometió Cristina.

Aunque no las nombró, dijo que hará "las correcciones que sean necesarias", y se paró como negociadora entre el sector empresarial y el gremial. "Con los únicos que tenemos que confrontar es con los problemas", agregó la Presidenta, y ahora sí, mirando a Moyano, confió que seguirá "sosteniendo el valor adquisitivo de los trabajadores".

Con un discurso relajado, Cristina Kirchner jugó, así, a dos puntas entre los empresarios y el sindicalismo. El aporte sobre la baja de la conflictividad lo había hecho Mendiguren. "Te lo digo a vos, Hugo. No debemos generar confrontaciones donde se pueden evitar", le dedicó.

El líder de la CGT sonrió, ubicado al lado de la ministra de Industria, Débora Giorgi. Minutos antes, el titular de la UIA había contado que Moyano no quería que se avanzara en aumentar el transporte de carga por vía ferroviaria. Cristina también hizo su aporte para bromear contra "Hugo", como lo llamaban todos anoche. Fue cuando le advirtió a Mendiguren que por Moyano no se preocupara si lograban ampliar el transporte de trenes porque "va a disputar en elecciones el liderazgo de los gremios ferroviarios".

Las palabras de Cristina como mediadora en las negociaciones salariales se dieron después de haber intervenido, la semana pasada, para destrabar el acuerdo para elevar el salario mínimo, vital y móvil, puja en la que Moyano terminó bajando sus expectativas de aumentarlo un 41% y finalmente aceptó el 25.

A último momento, y para sorpresa de todos, mientras se servían la entrada de mozzarella y jamón crudo, Moyano también subió al escenario y se permitió algunas chicanas. Recordó los años que había compartido con Mendiguren, uno desde el sector empresarial, el otro, desde el gremial. "Nunca te pude sacar un aumento, vasco", le espetó.

La sintonía entre los empresarios y la jefa del Estado, que ya se había visto anteayer en la reunión del Consejo de las Américas, en el hotel Alvear, se replicó anoche. "Como he criticado muchas veces algunos discursos que actúan de manera corporativa, el suyo, Vasco, no ha sido corporativo. Me hizo sentir muy bien", le dedicó Cristina Kirchner.

La Presidenta aprovechó la tribuna de industriales para prometer un millón y medio de nuevos puestos de trabajo de cara a 2020 e insistió en pedir la "industrialización de la ruralidad", término que definió como la participación de los productores en la cadena de valor.

Una de las pocas presencias que llamó la atención fue la del presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, que había cuestionado con desafortunadas frases el triunfo de Cristina Kirchner en las primarias.

Además, estuvieron casi todos los gobernadores del país, incluido el santafecino Hermes Binner, candidato presidencial del Frente Amplio Progresista (FAP).

No hubo anuncios de ningún tipo. Ya lo anticipaban los ministros del gabinete cuando iban llegando. "Para qué, si estamos muy bien", repetía uno. Ya pasaban las 22 cuando la Presidenta dio su mensaje final: "Tenemos que aprender a tener paciencia. Esto es un modelo cultural. Todo paso a paso". Sin mostrar preocupación por la crisis internacional, Cristina Kirchner dijo que la anterior debacle de 2008 había puesto a prueba el modelo. "El rumbo es el correcto", se elogió. Sonó el "Dar es dar", de Fito Páez, como en la campaña. Sólo faltaron los papelitos celestes y blancos