El infierno de Devorah

Golpeada y violada por su ex pareja. Se negó a ejercer la prostitución. Como represalia le cortaron el rostro con un cuchillo. Vive escondida y amenazada.

Devorah es una chica simple y sencilla. Tiene 19 años y es madre de una niña de 3. Juntas conocieron los pasillos del infierno. 


Los problemas para Devorah comenzaron hace dos años cuando se puso en pareja con Ramón, alias “El Pitu”, un muchacho de 24 años, de barrio Abasto. 


Al cabo de unos meses, la joven constató que la “mala fama” que pesaba sobre este sujeto no eran cuento. Violento, pendenciero, amigo de lo ajeno, entre otras cosas. “Pitu” se vio envuelto en un montón de hechos delictivos hasta que finalmente fue a dar con sus huesos a la cárcel de Las Flores. Lo condenaron a 17 años por un homicidio.


Violación en la cárcel


Pese a todo, el primer domingo de octubre, Devorah fue junto a su hijita hasta la cárcel de Las Flores para visitar al “Pitu”. Lo que sigue es su relato.


 
* “Aquel domingo jamás imaginé lo que iba a pasar. Comenzó a pegarme. Yo le tiré agua caliente pero el estaba armado con un “mantequero” (cuchillo al que le sacan punta). Después me agarró y me violó... todo eso delante de mi hijita. Como yo gritaba, sus compañeros ponían la música fuerte para que no se escuche. Y los celadores no hicieron nada. Todo eso pasó en el pabellón 1 de la cárcel de Las Flores.

 

* “Yo salí de ahí y lo denuncié. A partir de entonces su familia comenzó a perseguirme y a amenazarme de muerte. Me decían que levante la denuncia porque eso lo complica a su hijo. Me dicen que me van a matar a mí y a mi hija. A mi familia donde la ven le pegan. Ya le pegaron a mi hermana. Me mandaron a decir que si me ven en la calle me iban a matar o me iban a meter adentro de un auto para llevarme a “trabajar” afuera”.

 

Jueves sangriento


Escapando de ese hostigamiento, Devorah se fue de su casa y buscó refugio en lo de una amiga. Sin embargo, la noche del jueves pasó por otro momento dramático. 

 

* “Yo estaba sentada en la puerta de un kiosco, al lado de la iglesia Santa Rita, esperando para comprar. De repente aparece a toda velocidad un auto negro con vidrios polarizados. Luego siento que me agarran de los hombros y me querían meter adentro del auto. Yo pensaba que me querían robar la cartera o el celular. 


Eran dos hombres y una mujer que me tenía agarrada del brazo. Empiezo a gritar y entonces los tipos me pegan en la cara. Me empezó a salir un montón de sangre a tal punto que yo no podía ver. No me había dado cuenta de que me habían cortado. También me quisieron cortar el cuello pero no pudieron... me dejaron la marca. No alcancé a ver si tenían una faca o una navaja, porque la sangre no me dejaba ver.

 

* “Después vino un chico vecino que sabe primeros auxilios que me ayudó. Como la ambulancia no llegaba, este chico me paró un poco la sangre. En eso me desmayé dos veces. Después me desperté en hospital Iturraspe”.

 

“Pido protección”


“Lo único que pido a la Justicia es que me ayude. Ahora me dieron un botón de pánico y me dijeron que iban a poner custodia policial, pero hasta ahora nadie vino. 


Tengo miedo porque esta gente es terrible. Andan en todas cosas malas. Están en drogas, son tira-tiros, tienen mujeres ‘trabajando’, y nadie les hace nada. Ellos engañan con un negocio que tienen en barrio Abasto. 


Son ellos o yo. Ya me dijeron que ellos no van a parar hasta verme muerta. Ellos hasta pagan para que me maten. Me quieren ver muerta”, sentenció.

Foto: El Litoral