Alejandra Urrutia se despidió con dos veladas memorables
La Orquesta Sinfónica Provincial de Santa Fe ejecutó la obra Carmina Burana en los conciertos de cierre de temporada y despedida de la directora.
Dos noches, dos conciertos y una obra. Esa fue la idea del Cierre de Temporada 2016 de la Orquesta Sinfónica Provincial de Santa Fe, circunstancia que por momentos pareció disiparse ante un hecho con peso propio. La maestra Alejandra Urrutia se despedía de la Sinfónica, de Santa Fe y del público que tan afectuosamente la recibió y la aplaudió durante los tres años que el podio de la orquesta estuvo a su cargo.
La sala mayor del Centro Cultural Provincial estuvo repleta de público las dos noches y con la presencia de autoridades provinciales y municipales, el inicio de las veladas fue similar.
Minutos después de las 21, con la formación de la Sinfónica y del Coro Polifónico Provincial de Santa Fe, ambos organismos dependientes del ministerio de Innovación y Cultura, ya en el escenario, la directora Urrutia fue recibida por fuertes aplausos de todos los presentes.
La primera noche, con micrófono en mano y en pocas palabras agradeció a la Sinfónica, a la cartera cultural, y al público por “tres bellísimos años” y pidió que el público siga presente en los conciertos de la orquesta ya que “no hay nada más bello para un músico que una sala llena”. Luego, salió nuevamente hacia el patio izquierdo y dio ingreso a los solistas vocales chilenos invitados: Claudia Pereira, Moises Mendoza y Ramiro Maturana. La segunda noche, no hubo intervención de la directora, y en ambas presentaciones, con todo listo, comenzó la interpretación de la única obra propuesta en el programa, Carmina Burana del compositor alemán Carl Orff.
Sin duda, Carmina Burana forma parte de la 'lista universal' de obras consagratorias. Con ritmos y melodías tan variadas como brillantes, la obra es avasallante, explosiva. Tan contundente que supera la razón. Tan majestuosa que sorprende. Si cualquier orquesta del mundo toca Carmina Burana, el éxito es seguro, y eso fue lo que se vivió las dos noches de concierto de la sinfónica en Santa Fe. En su estructura, “Oh, Fortuna” rompe el silencio al principio y también es la estocada final que impulsa a todos a ponerse de pie y unirse en un aplauso interminable.
En las dos oportunidades, la actuación de los solistas fue impecable y de altísimo nivel y el Polifónico Provincial una vez más dio muestras de su calidad como formación coral afianzada.
En la última función, luego de los saludos formales y de la entrega de un presente a los solistas invitados; mientras los aplausos del público sonaban, la dueña de la batuta tomó un micrófono y expresó su intención de reconocer a los músicos de la Sinfónica. Como una especie de 'adiós', entregó rosas rojas a todos los instrumentistas y personal de refuerzo de la orquesta. También tuvo un gesto para con el público y le hizo un obsequio a una persona en particular en representación de todos los que siguen a la Sinfónica. Antes de que se diera cuenta, algunos músicos se acercaron y le obsequiaron un cuadro con una fotografía simbólica de la orquesta con ella en el podio. Seguidamente la ministra de innovación y cultura, "Chiqui" González, le entregó un arreglo floral y unos presentes a la maestra como reconocimiento a su gestión y con palabras cálidas, la funcionaria, reconoció el aporte cultural de la agasajada. Alejandra dio las gracias y volvió a pedir al público que sigan yendo a los conciertos de la orquesta porque la agrupación es lo que es por y para ellos.
Alejandra Urrutia se despidió a lo grande, dejando su marca en la historia de la orquesta y de la cultura santafesina -siendo, entre otras cosas, la primera mujer al frente de la Sinfónica- con una trascendencia que superó su humanidad. En el hall del Centro Cultural se mezcló con el público, gesto que la caracterizó siempre, y se podían escuchar frases como “Que lastima que la Maestra se va, ha hecho mucho por nuestra querida orquesta, ojalá tenga mucho éxito”; “¿De verdad se tiene que ir? ¿No podemos retenerla de alguna forma?”. Luego, con el recinto sin público, todos quienes trabajaron para que los conciertos salieran adelante, artistas, técnicos, administrativos, autoridades, etc.; compartieron un ágape. La Sinfónica cerró su temporada y la Maestra, su ciclo, que por lo que se vivió en las dos veladas, será inolvidable.