Borges y Bolaño: dos legados entre la justicia y la apropiación
María Kodama y Carolina López toman decisiones fuertes sobre las obras de sus maridos. Una discusión sobre el respeto, el derecho y los nuevos procedimientos artísticos.
Es un error considerar que la gestión que las viudas hacen de los legados literarios no es literatura. Como nos enseñó Pierre Bourdieu, el campo literario es una zona de fuerzas sociológicas donde el poder, la industria, la clase o el género son casi tan importantes como los meros textos. La literatura es también su circulación y sus lecturas. Entre la gestión de María Kodama y la de Carolina López de los legados de Borges y Bolaño, respectivamente, existen claros paralelismos. Ambas se han confiado al agente literario Andrew Wylie. Ambas han publicado una ingente cantidad de materiales inéditos. Ambas han implicado a abogados para que protejan sus intereses.
De las entrevistas a Kodama no se deduce en ningún momento que entienda realmente la poética de Borges. De modo que la voluntad del difunto (que su albacea fuera ella) parece colisionar tanto con su propia herencia como con los nuevos paradigmas de la cultura (el apropiacionismo, el remake, el remix, internet). Esa colisión se está produciendo en términos legales y no sólo filosóficos y artísticos. Así lo demuestran el pacto al que llegaron los abogados de la editorial Alfaguara y los de Kodama, a raíz de la publicación de El hacedor(de Borges). Remake, de Agustín Fernández Mallo -donde el autor español versiona cada uno de los poemas y relatos del libro original- que supuso retirar los ejemplares del libro y convertirlo en una obra fantasma; y la querella penal contra Pablo Katchadjian por El aleph engordado, que sigue su curso en los tribunales, entre otros casos que probablemente no hayan llegado a ser públicos.
El martes 23 de noviembre se dictó el procesamiento contra Katchadjian. Se le acusa de "defraudación", una etiqueta genérica para referirse a delitos como la estafa. Según las últimas declaraciones del abogado de Kodama, Fernando Soto, el escritor "Katchadjian dice que fue un experimento, pero no fue ningún experimento. Copió y adulteró".
¿Un experimento artístico, incluso científico, no es tantas veces precisamente copia y adulterio? Defraudar significa causar un perjuicio patrimonial. ¿Qué entienden por "patrimonio" los abogados de Kodama? ¿El corpus borgeano?
Soto declaró que el hecho de que Katchadjian publicara solo 200 ejemplares de El aleph engordado es irrelevante, porque si no defraudó dinero sí defraudó notoriedad.
Pero las leyes de la propiedad intelectual, aprobadas en un mundo sin internet, son incapaces de ser justas con los modos en que creamos hoy. Sí amparan a la perfección, en cambio, la proliferación comercial de textos con la marca de autores famosos.
Después de la selección que hizo Borges para sus Obras completas, sorprende que Kodama haya publicado tantos libros inéditos. Algunos de ellos indican desde la portada que se trata de textos "recobrados"; otros, en cambio, conviven en las estanterías de las librerías con sus títulos fundamentales. Las tres novelas inéditas de Bolaño (El Tercer Reich, Los sinsabores del verdadero policía y El espíritu de la ciencia ficción) son en verdad proyectos inacabados que no deberían confundirse con sus obras maestras. Que Bolaño no las destruyera no significa que quisiera que se publicaran en Anagrama o en Alfaguara como libros definitivos. El archivo se podría haber prestado o vendido a una universidad de prestigio norteamericana, accesible para los estudiosos. Las novelas inconclusas se podrían haber publicado en un volumen de "Textos recobrados", que dejara claro desde el título que no estaban a la altura del resto de su producción literaria.
Tras algunas entrevistas en que había hablado de su función, López ha publicado recientemente un artículo sobre esas cuestiones. De él se deducen dos datos: por un lado, que no tiene un nivel demasiado alto de redacción; por el otro, que tiene un problema grave con Carmen Pérez, la última compañera o amante de su marido. El primer dato es irrelevante para el buen ejercicio de su profesión (educadora social), pero arroja dudas sobre el ejercicio de su función como editora de los originales de Bolaño. El crítico y editor Ignacio Echevarría hubiera sido mejor albacea literario. Eso significa que, al nombrarla a ella y no a él, Bolaño tal vez hizo lo mejor para sus hijos, pero quizá no lo mejor para su obra. El segundo dato se manifiesta de un modo freudiano (dice que no va a decir lo que, a renglón seguido, dice) y no es más que un eco de una acción que han llevado a cabo sus abogados: amenazar por escrito con una demanda a los periodistas y editores que han mencionado en artículos y libros a Carmen Pérez (y a ella).
Para entender todas estas acciones de López y de Kodama sólo se me ocurre una opción: la relectura radical de la historia de la apropiación. Si bien es cierto que todos los artistas han copiado, adulterado, experimentado, defraudado, estafado -en fin: creado-, es a partir de Walter Benjamin, Marcel Duchamp y Jorge Luis Borges que el apropiacionismo se vuelve contemporáneo.
Como vuelta de tuerca de la vuelta de tuerca, en 2007 el artista español José Manuel Ballester inició el proyecto "Espacios ocultos". Fotografió grandes obras de la pintura universal y, pacientemente, las vació de sus personajes. Así El jardín de las delicias de El Bosco se convirtió en El jardín deshabitado (2008) y Cristo agonizante con Toledo al fondo de El Greco se transformó en Lugar para la crucifixión (2013). ¿No es exactamente ésa la doble operación que están realizando Kodama y López?
Pero sin duda Kodama va mucho más lejos, es mucho más borgeana. Acaba de publicar en Lumen Homenaje a Borges, en cuya página 201 cuenta cuando, todavía niña, se enamoró de él, y cita estos versos: "I can give you my loneliness, my darkness, the hunger of my/ heart; I am trying to bribe you with uncertainty, with danger, with defeat". Y en la página 258 cuenta lo mismo y cita estos otros: "I can give you my loneliness, my darkness, the hunger of my/ heart; I am trying to bribe you with uncertainty, with danger, with defeat". Los cuatro son de Borges. Pero la segunda cita es sin duda superior a la primera. Escritos en inglés por un escritor argentino en los años 30, los versos pueden ser leídos tanto como un homenaje a su otra lengua literaria o como un gesto snob. Reproducidos doblemente, en nuestra era del copy and paste, por quien atesora sus derechos de reproducción, el gesto sólo puede ser interpretado como una genialidad apropiacionista. Kodama repite el procedimiento de "Pierre Menard, autor del Quijote", pero lo hace al amparo de la legalidad. Doble vuelta de tuerca. Doble salto mortal.
Envalentonado por la perversa argumentación que voy construyendo, empiezo a ver a Kodama y a López como grandes apropiacionistas, en un nuevo sentido, todavía no codificado por la historia del arte. Tal vez en 2666 sean consideradas artistas punks, estrategas conceptuales que se vengaron del heteropatriarcado, del canon masculino, de la tonta fe de nuestra época en la autoría.
Pero no olvidemos que los muertos son indóciles.
Ni que en El aleph Borges incorpora, copia, parodia elementos de el infiernode Dante, en cuyo cuarto círculo se encuentran los avaros, en cuyo sexto círculo residen los herejes, en cuyo octavo círculo -en fin- arden la vida eterna los fraudulentos, tan cerca de Lucifer, eternamente congelado.
Qué suerte que no existan ese tipo de infiernos.
O que no sean metafísicos, sino sólo mentales.