Se nos fue otro grande, falleció el escritor Andrés Rivera
Dejo obras memorables como "El Farmer" y "La revolución es un sueño eterno".
Mientras el mundo de la cultura sigue conmovido por la muerte de Alberto Laiseca, hoy falleció otro de los grandes escritores argentinos, Andrés Rivera.
Rivera tenía 88 años y su estado de salud se había deteriorado en los últimos tiempos. Lo habían operado de la cadera, pero tuvo complicaciones posteriores a la cirugía. Falleció esta madrugada.
Su nombre era Marcos Ribak Schatz, pero con su seudónimo firmó varias obras clave de la literatura argentina, como “La revolución es un sueño eterno” y “El farmer”. Hijo de inmigrantes polacos y ucranianos, nació en Villa Crespo. Se crió en una familia obrera y él mismo lo fue, en una fábrica textil. Su padre, Moisés, militante comunista, fue dirigente gremial textil.
Su militancia y su pasado obrero atraviesa su obra, en la que también entabla un diálogo con la historia argentina, en versiones del pasado que reescribió con erotismo, violencia y mucha autocrítica: Rosas, Castelli y el Manco Paz tomaron voz en la pluma de Rivera.
“La Revolución de Mayo fue una revolución inconclusa. Y fue llevada adelante, hasta donde se pudo y hasta donde pudieron, por un grupo minoritario. Cosa que ocurre con todas las revoluciones, las derrotadas y las triunfantes. Un pequeño grupo de jacobinos, encabezados por Moreno y por Castelli, que es la figura central de La revolución es un sueño eterno. Lo menciono porque, efectivamente, él sobrevivió a Mariano Moreno, y marchó por los ejércitos que rumbearon hacia el norte del país. ¿Y eso se les enseña a los jóvenes? ¿Qué propuesta traía en sí la Revolución de Mayo? ¿Se les enseña a los jóvenes a hurgar en los papeles? Creo que no, porque iría contra todos los principios de éste y de cualquier otro gobierno”, decía en una entrevista con la revista Ñ en mayo de 2010, a propósito del bicentenario de la Revolución de Mayo.
Su última novela, Kadish, la publicó en 2011. Otras de sus obras fundamentales son las nouvelles “El amigo de Baudelaire”, “La sierva”, “Ese manco Paz” y “El farmer”, sobre los últimos años de Juan Manuel de Rosas, que el año pasado subió a escena en una versión teatral con Rodrigo de la Serna y Pompeyo Audivert. Recibió numerosas distinciones, como el Premio Nacional de Literatura por “La revolución es un sueño eterno” y el Konex de Platino en 1994. También fue jurado del Premio Clarín de Novela.
Con fama de hosco y generoso, vivió muchos años en Bella Vista, en Córdoba, aunque él se definía como “un escritor argentino, que nació en Buenos Aires”. Y, en los últimos años, se había vuelto, según mismo contó, en “un adicto a la televisión”. “Es una práctica para mí muy interesante. Porque suelo escuchar, de pronto, a invitados a TN. Algunos hablan muy bien, y a otros les tengo que poner las comas, los puntos y coma. Y advierto cuán invadidos están por una autoestima que no se merecen, que se la adjudican ellos mismos. Y de eso también aprendo. No hay que hablar tanto de uno mismo”, decía Rivera. Toda una definición.