Con la lluvia, se forma una mezcla de agua, grasa y polvo que deriva en una calzada muy deslizante. Si a esto le sumamos que la visibilidad desciende notablemente, la posibilidad de sufrir siniestros viales se incrementa notablemente. Por lo tanto, en esos contextos se debe modificar la forma de conducir.

Por ello, la Agencia Provincial de Seguridad Vial ofreció recomendaciones para afrontar la lluvia con más seguridad:

-Circular con extrema precaución y con las luces bajas encendidas.

-Evitar realizar maniobras de adelantamiento si no es imprescindible.

-Aumentar la distancia de seguridad entre un vehículo y otro.

-No atraviesar los charcos de agua a alta velocidad y sujetar el volante con fuerza.

-Reducir la velocidad considerablemente, ya que la presencia de agua sobre la calzada disminuye la adherencia de los neumáticos al asfalto, por lo cual es necesaria una mayor distancia entre vehículos para frenar exitosamente. 

-Mantener siempre los neumáticos en buen estado (presión correcta y el dibujo adecuado).

-Comprobar con frecuencia (durante la marcha) si los frenos responden.

-Frenar con suavidad, progresivamente y a pedaladas cortas (no de manera brusca).

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