Antiguamente, el perfume era extraído de aceites naturales, esencias puras que no contenían componentes químicos; por el contrario, los actuales han sido reemplazados por sustancias químicas que pueden llegar a ser perjudiciales.

Bajo el amparo denominado “secreto comercial” los perfumistas se ven privilegiados a la hora de componer sus perfumes, ya que pueden usar cualquier tipo de químico sin especificarlo o justificarlo. Por lo tanto, un perfume puede estar compuesto de hasta 3000 componentes químicos diferentes.

Según una publicación de Healthy Magazine de Reino Unido, al menos 900 de los 3000 productos químicos usados para producir fragancias, son tóxicos. Alergias, erupciones en la piel, dermatitis o náuseas, son algunas de las consecuencias de estos componentes sintéticos, por eso antes de comprar un perfume es importante que hagas un test en tu piel para verificar que no te cause ninguna reacción.

Alergias y machas en la piel

Tené en cuenta los siguientes puntos:

– No rocíes más cantidad de perfume sobre tu piel

– Evitá usar perfume si estarás expuesta a los rayos solares por mucho tiempo, ya que puede generar reacción alérgica o manchas obscuras en la piel.

– No rocíes cantidades excesivas de perfume directamente sobre tu piel. Tratá de aplicar en tus manos y luego sobarte las partes del cuerpo que quieres perfumar.

– Evitá utilizar perfumes que contengan bergamota (lima muy aromática) ya que si estas expuesta al sol reacciona manchándote al piel.

– Los perfumes pueden causar alergia si se aplican sobre piel seca, así que hidratá tu piel antes de aplicar la fragancia para prevenirlo.

– Si la alergia persiste consultá a un médico especialista lo antes posible, ya que el tratamiento temprano tiene más probabilidades de éxito.

El National Center for Toxicological Research, ha declarado que recientes reportes médicos sobre neurotoxicidad encuentran que la exposición a químicos que se encuentran en pesticidas, drogas terapéuticas, cosméticos y perfumes pueden causar daño al cerebro.

Indica que las mujeres embarazadas expuestas tienen mayor probabilidad de tener bebés con desórdenes relacionados al daño cerebral.