Su espalda, una obra de arte

Un artista belga creó un enorme tatuaje en la parte trasera del cuerpo de un jóven suizo; ahora recorre distintas galerías del mundo y posa como un cuadro convencional; la obra ya fue vendida ¿Qué pasará cuándo muera?.

El suizo Tim Steiner entregó, literalmente, su cuerpo al arte. Vendió su espalda como lienzo para que el excéntrico artista belga Wim Delvoye pudiera imprimir en ella un dibujo en forma de tatuaje. Ahora Steiner recorre diversas galerías del mundo y se coloca en ellas como si fuera un cuadro convencional.

Delvoye es un reconocido artista moderno que a lo largo de su trayectoria ha creado obras poco convencionales y trasgresoras como "Cloaca", una enorme instalación que emulaba el sistema digestivo, o "Art Farm", basada en dibujos suyos tatuados en la piel de cerdos.

Ahora pasó de los animales no humanos a los humanos. Según explicó el artista, hizo esta obra -titulada "TIM"- para cuestionar algunas bases del arte. "La gente que va a ver una obra de Matisse o Picasso no lo hace por admirar su talento, sino por el hecho de estar expuesta", dijo Delvoye.

Steiner ya tenía varios tatuajes y por eso fue elegido para ser parte del proyecto artístico. "Lo elegí a él porque ya tenía tatuajes; no era virgen en eso de tomar una decisión para toda la vida. Tenía que decorar con tinta toda la espalda y convertirse en un lienzo hasta la muerte. Además, tiene un cuerpo bonito y le entusiasma el proyecto", explicó Delvoye.

Por contrato, Steiner debe participar de al menos tres exposiciones al año en cualquier parte del mundo. "Él ha dejado su trabajo y su única ocupación es este proyecto. Cuando le surgen más exposiciones de las que tiene firmadas, las galerías contactan con él directamente sin contar conmigo", contó el artista belga.

Para extremar el carácter artístico de la obra de Delvoye, la espalda de Steiner ya fue vendida por 160 mil dólares a un coleccionista alemán llamado Rik Reinking. Cuando muera, su espalda pasará a manos del coleccionista y el "lienzo humano" será enmarcado como si fuera un cuadro común. "Mi piel le pertenece a Reinking. Mi espalda es el lienzo, yo solo soy el marco temporal", afirmó Steiner, que recibió un tercio del dinero.

Cada vez que Steiner va a un museo se tiene que sentar durante varias horas y quedarse quieto, como una obra de arte. Su primera exposición fue en Zúrich, en 2006, cuando el tatuaje no había sido terminado. El año pasado hizo la presentación más larga de su vida, al estar un año completo en el Museo de Arte Antiguo y Moderno (Mona, por sus siglas en inglés) en Hobart, Tasmania. Trabajaba cinco horas diarias, seis días a la semana.

"Hice esto por 1.500 horas. De lejos, la experiencia más intensa de mi vida. Mi estado anímico cambiaba a lo largo de los días, a veces era maravilloso, otras terrible, siempre estaba en un estado de alerta", relató. "Me han tocado, me han echado aire, me han gritado, empujado e incluso escupido. Con frecuencia, se ha convertido en un circo", agregó.

Y añade: "Muchas personas piensan que soy una escultura, y se sorprenden cuando se dan cuenta de que estoy vivo".

El suizo Tim Steiner entregó, literalmente, su cuerpo al arte.