The Young Pope: El Papa más temido

Este mes Fox estrena en la Argentina la controvertida serie italiana coproducida por HBO, en la que asume un joven sumo pontífice que ejecuta políticas oscurantistas.

La máxima indica que cuando un producto artístico apunta al escándalo suele ser pobre en sus resultados, por estar más preocupado en la publicidad gratuita de ser controversial antes que en la estética y profundidad de su estructura. En ese sentido, la serie The Young Pope, que la señal Fox estrena este mes, es una sana contraprueba.

Dirigida por Paolo Sorrentino, The Young… fue originalmente pensada como miniserie de una temporada, pero fue tal su éxito que la segunda entrega ya está en pre producción, aunque sin fecha de estreno confirmada. En la ficción, Jude Law -en el mejor trabajo de su carrera- compone a Lenny Belardo, un joven cardenal norteamericano que es coronado nuevo sumo pontífice porque el cardenal Voiello -el verdadero poder en las sombras vaticanas, napolitano y fanático de Diego Maradona y del Pipita Higuaín, brillantemente interpretado por el italiano Silvio Orlando- supone que al tener poca experiencia resultará más manipulable. La sorpresa es que Pio XIII -tal el nombre que adopta Lenny- es absolutamente impredecible, y pese a su juventud va contra todas las políticas reformistas de la Iglesia-por ejemplo, propone expulsar a los homosexuales de la Iglesia, y hacer tests al respecto entre los aspirantes a curas-.

Uno de los mayores aciertos de The Young Pope es que el espectador nunca, a lo largo de los diez episodios de la primera temporada, puede dilucidar con claridad si Lenny es buena o mala persona, si es cuerdo o está absolutamente loco. De hecho, a medida que la trama avanza, Voiello y sus métodos oscuros que incluyen el chantaje terminan pareciendo bastantes benéficos, ya que su objetivo es sanear las cuentas de la banca vaticana y expulsar y castigar ejemplarmente a los curas pederastas.

Con una estética cuidada y preciosista -que no sufre para nada que el Vaticano se haya negado a prestar la sede oficial para que se rodara, ya que la reprodujeron con exactitud en Cinecittá-, que comulga con frecuencia lo real con lo onírico -en un uso de los sueños tan impactante y sabio como no se veía desde

Luis Buñuel-, Sorrentino bucea en la psicología de un Papa que de niño fue abandonado por sus padres hippies, de cómo el resentimiento acompaña a una persona a lo largo de su vida si se niega a crecer y a superar las pérdidas.

Es probable que al público más devoto The Young Pope, en especial en los primeros episodios, le resulte chocante. Es probable, también, que más de uno alce la voz en señal de protesta. Es probable que eso mismo le sirva a la serie como publicidad gratuita. Y es probable que el escándalo, ya sea de grandes o pequeñas proporciones, tape lo más importante: se trata de una gran serie, inteligente, profunda, que le demanda inteligencia al espectador y le regala preguntas para indagar acerca de los propios resentimientos y limitaciones.

Eso, para una ficción, es muchísimo. Así sea, Lenny Belardo