Los peligros de hacerles "vapor" a los niños con un humidificador
Aunque los pediatras generalmente los recomiendan, organismos internacionales alertan sobre su uso indebido. Cuáles son los riesgos y cómo evitarlos
El aire acondicionado en verano y la calefacción en invierno muchas veces contribuyen a que se vicie al aire de diferentes ambientes de la casa. Exponerse a este aire sin renovar -y sobre todo respirarlo- no sólo genera una átmosfera extraña dentro del hogar sino que además puede afectar la piel y la respiración.
Como solución, muchos hogares cuentan con un humidificador para no sólo regular la temperatura ambiente, sino también controlar la humedad. Es más, durante los días de frío el humidificador se vuelve un aliado de los padres cuando deben hacerle vapor a los niños para contrarrestar los efectos de un resfrío, reemplazando a la tradicional olla con agua hirviendo o al vapor de la ducha.
Pero el aumento en el uso de este electrodoméstico alarma a médicos de todas partes del mundo y especialmente de Estados Unidos, país donde se comercializan aproximadamente 10 millones al año. ¿La preocupación? Que la limpieza de la máquina y del tipo de agua con la que se lo llene pueda estar provocando que muchas personas inhalen microorganismos dañinos.
"Aunque la humedad puede ser algo positivo, también trae problemas", señaló Janice Nolen, especialista en aire interior y funcionario de la American Lung Association. "Los ambientes húmedos proporcionan un maravilloso caldo de cultivo para el moho y las bacterias". Descuidar la limpieza del humidificador, entonces, puede convertir al artefacto en una verdadera incubadora de gérmenes que además aerosoliza esos microorganismos y los emite en el aire que se respira.
Los problemas pulmonares, desde síntomas gripales hasta infecciones graves, son las principales preocupaciones, según la Consumer Product Safety Commission (CPSC) en Estados Unidos. Los expertos también han identificado algo que llaman "fiebre del humidificador", una forma de inflamación pulmonar viral causada por bacterias que se generan en los humidificadores.
Aunque la inhalación de estos agentes es mala para todos, podría ser especialmente perjudicial para niños y personas con asma o problemas respiratorios. Los autores de un reciente estudio de la Universidad de Utah descubrieron un caso donde un infante había desarrollado una lesión pulmonar grave después de inhalar el "polvo blanco" que emite el humidificador o la acumulación en polvo de calcio, magnesio y otros restos metálicos que se pueden formar en el interior del depósito de la máquina. "Este caso plantea cuestiones importantes sobre la seguridad de exponer a los bebés y niños pequeños a los humidificadores", indicaron los autores de la investigación. Incluso un informe del gobierno estadoundense en 2005 sobre asma pediátrica ya advertía sobre el uso de humidificadores.
Sin embargo, los expertos insisten en que la mayor preocupación con los humidificadores no es el aparato en sí sino su uso erróneo. Un informe previo de la Environmental Protection Agency (EPA) recomienda limpiar el humidificador cada tres días, pero Nolen aseguró que incluso esa postura puede ser demasiado relajada. "Yo diría que al menos una vez por día sería mejor". Ella recomienda particularmente el uso de detergente de vajilla simple y agua tibia, teniendo cuidado de fregar los lados de su depósito de agua para eliminar cualquier depósito. "Pero cuidado con los productos de limpieza", alertó.
La advertencia tiene sentido ya que, en 2011, hubo un brote de infección pulmonar entre los pacientes de un hospital coreano. Una investigación posterior llegó a la conclusión de que los desinfectantes utilizados para la limpieza de los aparatos eran los culpables. Mientras que los tipos de desinfectantes vinculados a ese brote de hospital no es probable que aparezcan en su casa, Nolen dice que es crucial no usar productos químicos fuertes.
El agua que se usa para llenar el tanque del humidificador también podría causar problemas. Tanto la CPSC como la EPA recomiendan llenar el humidificador con agua destilada -no de la canilla- para mantener los microorganismos potencialmente dañinos fuera del aire que se respira.